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Proyecto Hombre ha rehabilitado en Mieres a 228 drogadictos en 22 años

El centro terapéutico de la ciudad ha atendido desde 1995, fecha en la que entró en funcionamiento, a un total de 1.759 personas

Una reunión de los responsables del centro local con integrantes del programa terapéutico. FERNANDO GEIJO

Proyecto Hombre lleva 22 años en Mieres. Desde que en 1995 comenzara su actividad han atendido a 1.759 personas en las instalaciones de la antigua casa Rectoral de la calle Jerónimo Ibrán, sede que en breve prevén abandonar, debido a su deterioro, para instalarse en la Casa Duró. Los diferentes programas terapéuticos que se han desarrollado durante estas tres décadas han permitido la recuperación total de 228 personas. Este es el número de drogodependientes que han recibido el alta terapéutica.

"No es nada sencillo alcanzar el visto bueno cuanto hablamos del alta terapéutica. Hay que cumplir con un estrictos requisitos en lo que se refiere a conductas de vida que no todos los superaríamos", explica Luis Manuel Flórez, Floro, presidente y alma máter de Proyecto Hombre en Mieres. La actividad que la entidad viene realizando en Mieres ha pasado por variadas etapas y fases bastante diferenciadas. "Actualmente estamos centrados en el mantenimiento y reducción de daños. Es decir, trabajamos con politoxicómanos de larga duración. Buscamos que tengan la mejor calidad de vida posible y que no se queden aislados socialmente", explica Juan Antonio Álvarez, director de Proyecto Hombre en Mieres. Así, el centro desarrolla diferentes talleres y actividades lúdicas, además de dar asistencia terapéutica: "Funcionamiento como un centro de día. Nuestros usuarios llegan por la mañana y, por ejemplo, participan en una taller de cocina haciendo bombones. Reciben atención psicológica y sanitaria si lo precisan. Desayunan y comen todos juntos y finalmente regresan a sus casas por la tarde", explica Álvarez.

Actualmente proyecto Hombre atiende en Mieres en su programa central a 14 politoxicómanos. Casi todos rondan los cincuenta años y arrastran en la mayoría de los casos problemas con las drogas desde al menos tres décadas. Comenzaron a "consumir" siendo apenas unos niños. No han conocido otro tipo de vida. Los terapeutas del centro atienden a todas las personas con problemas relacionados con las adiciones, pero quienes no entran en este perfil son derivados a otros de los espacios de atención que Proyecto Hombre tiene en la región. Ahora bien, a lo largo de su dilatada trayectoria, el centro de tratamiento mierense ha ofrecido diferentes tipos de cobertura.

Inicialmente, entre 1995 y el año 2000 las instalaciones de la calle Jerónimo Ibrán fueron un centro de acogida: "Llegamos a tener 30 o 40 residentes viviendo en el edificio", recuerda Flórez. Durante la primera década del siglo el centro mutó adaptándose a las nuevas necesidades de la sociedad. Se empezó a dispensar metadona y a trabajar coordinadamente con la unidad pública de Salud Mental. Durante ese periodo se puso en marcha el servicio del metabús, con un equipo de terapeutas recorriendo el municipio para atender a toxicómanos. "El modelo de trabajo fue en ese tiempo un referente a nivel regional", remarca el presidente. La actual función ambulatoria como centro de día se inició hace un lustro. "Ofrecemos tratamientos de mantenimiento y reducción de daños", subraya Álvarez: "El objetivo es apoyar a las personas para que tengan condiciones dignas de vida. Hablamos de personas que tiene un historial de constantes recaídas y fracasos, Buscamos darles estabilidad, un sitio donde puedan comer, lavar la ropa y sentirse útiles".

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