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Mieres ha perdido 7.000 vecinos en el tiempo que lleva preparando un nuevo plan urbano

Los expertos reconocen que la falta de planificación es uno de los factores de la acusada caída demográfica en el concejo

Labores de derribo del viejo barrio de Oñón, en 2009.

El Ayuntamiento de Mieres lleva ya 12 años tramitando su nueva normativa urbanística. En este tiempo, ni el gobierno socialista de Luis María García, hasta 2011, ni ahora el actual equipo de Aníbal Vázquez (IU) han sido capaces de articular un nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que sustituya a la obsoleta hoja de ruta que se aprobó por decreto en 1995 y que sigue vigente. Y todo ello mientras el municipio se desangra demográficamente debido a muchos factores que incluyen, según los expertos, una deficiente distribución de los espacios residenciales. Desde 2005, cuando se comenzó a trabajar en el nuevo PGOU, el municipio ha perdido 7.000 vecinos.

Desde que en 1995 el Ayuntamiento aprobase, casi a calzador, el actual plan urbano, que nunca se ha revisado pese a que la ley establece actualizaciones cada diez años, el municipio ha ido dando tumbos en lo que a la gestión de los terrenos se refiere. El plan de la Mayacina, con 700 viviendas, estuvo parado durante casi dos décadas. El de Oñón, con otra 220, nunca arrancó y han desaparecido, total o parcialmente, los tres barrios fundacionales de la ciudad. Las últimas viviendas de Oñón fueron derribadas en 2009, Requejo lleva ya 25 años sin normativa y la mitad del enclave está en ruinas. En La Villa la tipología tradicional hace tiempo que dejó paso a la edificación en altura.

Cuando el Ayuntamiento decidió en 2005 que era necesario desarrollar un nuevo plan urbano el concejo tenía 45.943 habitantes. En enero de este año, el recuento se situó en 39.113 y a finales de marzo el balance era de 38.970. La tendencia a la baja se mantiene sin síntomas de recuperación, ni siquiera de estabilización. Si bien la fallida reindustrialización y el envejecimiento demográfico general a toda la región son causas evidentes del debilitamiento del censo, la desatención urbanística también ha sido un problema, según los expertos.

Los dos grandes planes urbanísticos, el de la Mayacina y Oñón, languidecieron mientras el censo se empequeñecía. Informes que aconsejaban el traslado del lavadero del Batán, que cierra el crecimiento hacia el norte, se desecharon. El que fuera director del Centro de Cooperación y Desarrollo (CeCodet) de la Universidad de Oviedo, Fermín Rodríguez, ha venido advirtiendo estos años de la existencia de un problema latente. "Langreo consiguió crear una estructura urbanística, con un modelo de ciudad lineal que nace en Lada y enlaza con el concejo de San Martín del Rey Aurelio, mientras Mieres sufre un desastre urbanístico total". Rodríguez apuntó no hace mucho que el plan de la Mayacina tardó mucho en ejecutarse: "Su tardío desarrollo ha sido además un fracaso, con bloques que dan la espalda a la plaza central del barrio". Para este geógrafo, Mieres "no ha sabido identificar los problemas".

El nuevo plan de ordenación urbana no es la única herramienta clave de gestión que no se materializa en Mieres. El Ayuntamiento está sin presupuesto desde 2009 y también sin convenio colectivo.

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