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Una histórica factoría lastrada por la mala gestión y deudas "ocultas"

La situación que viven en la actualidad los trabajadores de Mieres Tubos viene debida, según los sindicatos, a la "incapacidad" de la familia Uribarren como propietaria, que fue incapaz de llevar la nave a puerto pese a que tanto las centrales como el Principado encendieron todos los faros disponibles. Sin embargo, la deuda de la factoría, de unos diez millones de euros, ha sido un pesado lastre.

La actual factoría, dedicada a la fabricación de barreras metálicas de seguridad y tubos de conducción, nació a principios de los setenta como una esquirla del astillado árbol del Fábrica de Mieres. Perfrisa tomó el control de la herencia de la Compañía Asturiana de Tubos. La fábrica pasaría luego a integrarse en la red de fabricación de tubulares perteneciente a Aceralia Transformados. En 2004 el grupo Condesa compró la factoría.

La oferta de la compañía italiana recuerda en parte a lo vivido el año pasado, cuando el empresario asturiano Juan Antonio Fernández Coalla se interesó por la empresa, aunque acabó retirando su oferta a última hora. Esto se debió a la auditoría que había encargado el industrial moscón, que sacó a la luz una deuda "oculta" de dos millones de euros, que se sumarían a los ocho millones necesarios para poner en marcha de nuevo la factoría mierense a pleno rendimiento. Los asesores del empresario asturiano desaconsejaron su entrada en el proyecto, por lo que finalmente optó por retirarse.

La antigua Perfrisa llegó a tener en los año noventa unos 320 trabajadores. Actualmente quedan medio centenar de empleados en la plantilla.

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