La expansión del plumero de la Pampa por Asturias es una realidad desde hace más de una década. Hasta hace poco tiempo, el valle del Nalón, o al menos la mayor parte de su territorio, era una zona libre de esta planta invasora procedente de Sudamérica. Pero la comarca ya no está a salvo de su expansión, y esta planta, tan característica y reconocible sobre todo en época de floración -en estas fechas, con los plumeros de color crema tan visibles- ya ha ocupado la mayor parte de Langreo, avanza imparable por San Martín y también ha llegado a zonas de Laviana, a las puertas del parque natural de Redes, Reserva de la Biosfera.

Lo que está sucediendo en la comarca del Nalón ya ocurrió antes en la del Caudal. En Mieres, por ejemplo, han proliferado estas plantas invasoras hasta en parques urbanos, como los jardines de Vega de Arriba. El Ayuntamiento tardó, pero finalmente los erradicó de este espacio público. Ahora bien, están presentes en otras muchas zonas de la comarca. El salto al Nalón era cuestión de tiempo. Y es que el tramo de la Autovía Minera que enlaza Mieres con Riaño está repleto de plumeros.

¿Por qué se expande con tanta facilidad el plumero de la Pampa? La respuesta está en su forma de reproducción. Produce alrededor de un millón de semillas al año, de muy pequeño tamaño, y lo único que necesita para que se diseminen es el viento. O los coches y vehículos pesados que pasan junto a ellas en las autopistas y carreteras de la región, las áreas en las que más "Cortaderia Selloana" (nombre científico del plumero) hay, y las arterias que han ido invadiendo para entrar hasta el corazón de la región. No necesitan de ningún insecto para su reproducción, y eso es lo que las hace tan dañinas: los insectos polinizadores (abejas y abejorros, principalmente) no obtienen alimento de ellas, y por este motivo, cuanto más plumero, menos "bichos". A menos insectos, menos plantas autóctonas y por tanto, más plumero de la Pampa y menor biodiversidad. Las abejas, abejorros, avispas, mariposas y demás insectos polinizadores son imprescindibles para el resto de la flora, y por tanto, también para la agricultura y la producción de alimentos.

Como si de un viajero de autobús se tratase, ha sido precisamente a través de las carreteras por donde el plumero de la Pampa ha ido adentrándose en el valle del Nalón. Por un lado, por la autovía de los túneles de Riaño, que conecta directamente con la autovía Oviedo-Villaviciosa y la autovía del Cantábrico. Fue esta infraestructura la que aprovechó el plumero par ir invadiendo Asturias de forma silenciosa. El tráfico que pasa directamente de esta carretera a la autovía de Riaño expande las semillas con rapidez, y este es el motivo por el cual en los descampados del entorno de Riaño el plumero empieza a invadirlo todo. A partir de ahí, también ha "tomado" espacios degradados en los alrededores de la central térmica y de la autovía Riaño-Sama. Una segunda carretera de nueva construcción está acelerando la entrada, esta vez a San Martín. La "Y" de Bimenes se abrió al tráfico en 2011, y desde entonces sus márgenes han ido llenándose de ejemplares de esta planta invasora. Esta vía conecta el corredor del Nalón con la autovía del Cantábrico. Y es precisamente en los alrededores del enlace en El Entrego donde más plumeros pueden verse en San Martín: cada vez más.

Siguiendo el Corredor del Nalón río arriba, el número de plantas es cada vez menor, si bien el plumero ya ha llegado hasta el concejo de Laviana: algunas plantas adornan la zona del enlace y la recta de Barredos. De esta forma, el plumero de la Pampa se sitúa a poco tiempo -dos, tres años- de llegar a la zona del parque natural de Redes. No es la primera vez que el plumero amenaza con entrar en territorio protegido. Entre los años 2012 y 2016 se realizaron varias actuaciones de eliminación del plumero en Laviana. El exconcejal lavianés David Suárez, que era responsable del área de Medio Ambiente, explica que fueron operaciones que se llevaban a cabo "cuando localizábamos alguna de estas plantas" en zonas silvestres. Así, se las intentó erradicar de varias formas, pero la más efectiva acabó siendo "la más tradicional, arrancándolas de raíz con la fesoria". Siempre, además, fuera de la época de floración, que es cuando más cargadas de semillas están. Ahora, parece que vuelve a tocar frenar su expansión para que no llegue a la Reserva de la Biosfera.

De momento, el Principado carece de planes específicos para parar la invasión del plumero. El coste de su erradicación por hectárea es de unos 8.400 euros, pero se desconoce cuánto terreno hay afectado en Asturias, o si la planta está ya instalada en algunas áreas protegidas. Se pretende firmar un protocolo con la Fundación La Caixa para la confección de un estudio científico, y se quiere buscar el dinero necesario para la actuación "total, en todas las áreas de golpe", tal y como apuntó el catedrático de Botánica de la Universidad de Oviedo, Tomás Emilio Díaz. Mientras, el tiempo vuela. Como las semillas del plumero.