Iberdrola puso ayer en marcha todos los trámites administrativos para poder iniciar cuanto antes el desmantelamiento y el cierre de la planta térmica de Lada. La compañía eléctrica justificó la decisión por su renovada apuesta para reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera, tal y como exige la Unión Europea (UE). Sin embargo, el anuncio, por inesperado, ha pillado con el pie cambiado a más de uno, incluido al propio Ayuntamiento langreano y al Principado, que se han manifestado enérgicamente en contra de la clausura. La medida llega unos días después de que el Congreso diera luz verde a una propuesta de Unidos Podemos para adelantar el cierre de todas las térmicas de carbón en 2020. La moción fue apoyada por PSOE y Ciudadanos, entre otros.

En los últimos años la empresa había desembolsado unos 115 millones de euros para reducir las emisiones. Ese gasto garantizaba la vida de la planta hasta 2020. Sin embargo, finalmente, no llegará a esa fecha. La compañía calcula que en cinco años la térmica, que en 2019 iba a soplar las 70 velas de su aniversario, podrá cerrar de forma definitivamente sus puertas. La plantilla, formada por 90 trabajadores, será recolocada, según explicó la compañía vasca.

El calendario será el siguiente. Iberdrola presentó ayer ante el Ministerio de Energía los trámites para obtener los permisos para el cierre de la térmica. Un papeleo administrativo que suele tardar en resolverse un año, dependiendo de la prisa que se dé el Gobierno central. A partir de ahí la compañía calcula que todas las obras que son necesarias para completar el desmantelamiento llevarán unos cuatro años.

Pero la de Lada no será la única central que echará el cierre. Iberdrola anunció ayer que va a clausurar todas sus centrales de carbón. Incluida la que tiene en Velilla (Palencia). Este anuncio llega después de que la compañía haya hecho millonarios desembolsos para adecuar estas dos plantas a las normativas medioambientales de emisiones de gases. Paradójicamente, Iberdrola tendrá ahora que gastar otros 35 millones para desmantelar estas dos instalaciones. Un poco menos de la mitad corresponderá a Lada.

La compañía se comprometió a recolocar a los 90 trabajadores de la instalación energética. A la mitad se le buscará acomodo en otros centros de trabajo del grupo en cuanto se inicie el desmantelamiento. El resto se quedará en la planta durante el tiempo que duren las obras para desarmar la térmica. Una vez acabado su trabajo serán trasladados. Otro de los compromisos que adquirió Iberdrola es la de acometer una mejora paisajística de los terrenos que ocupa la planta, unos trabajos que cambiarán por completo la fisonomía de la entrada al valle.

El anuncio llega unos días después de la moción aprobada en el Congreso para adelantar el cierre de las térmicas. Según transcendió, Iberdrola formaba parte de uno de los lobbies que apoyaban el desmantelamiento de estas centrales y que apostaban por acelerar al máximo la descarbonización total del país. Junto a la vasca se posicionaron Gas Natural Fenosa (dueña de la térmica de Soto de la Barca, en Tineo) y Acciona.