El desmantelamiento de la térmica de Lada liberará un enorme espacio justo a la puerta de entrada del Valle del Nalón. La central es una de las primeras imágenes que se encuentran los visitantes que llegan desde las autopistas que unen a Langreo con Oviedo, Gijón o Mieres. Iberdrola aseguró ayer que las tareas de desmantelamiento incluirán también una completa actuación sobre esa amplia zona de terreno. Miles de metros cuadrados de terreno que ahora quedarán liberados. La eléctrica vasca aseguró que llevará a cabo una "mejora paisajística" en la zona.

Curiosamente, la decisión de Iberdrola de cerrar la puerta de su térmica se produce ocho meses después de haber culminado unas obras, por valor de 15 millones de euros, para reducir los gases contaminantes de las chimeneas de la planta, y poder adaptar la instalación a las nuevas exigencias que llegan desde la Unión Europea (UE). Los nuevos equipos, un sistema de desnitrificación de los gases de combustión (SNCR), que se instalaron permitieron recortar en un 29% las emisiones de óxidos de nitrógeno.

No ha sido la única limpieza de cara a la que se ha sometido el llamado grupo IV de Lada (el único grupo que quedaba en servicio, tras el desmantelamiento del III en 2012). La más cuantiosa fue la construcción de una planta desulfuradora, que costó 60 millones. Esa instalación permitió eliminar casi por completo las emisiones de dióxido de azufre (SO2) de la térmica. Previamente, se habían gastado 40 millones para mejorar su eficiencia.

Los que valoraron positivamente el lavado de cara que va a sufrir esa zona de entrada al valle del Nalón fueron los ecologistas. La responsable del programa de energía de WWF España, Mar Asunción, aseguró que era bueno que "una eléctrica asuma ese compromiso". Y el director de Ecodes, Víctor Viñulas destacó que ese era el camino a seguir para luchar contra el cambio climático. Tras el anuncio, las acciones de Iberdrola subieron un 1,04% en la bolsa.