Es, como poco, contradictorio. La operadora pública Renfe probará en el tramo Trubia-Figaredo (Mieres) el primer tren de viajeros movido con gas licuado. Un proyecto único en el mundo que se ensayará, durante la primera quincena de diciembre, en el tramo más problemático de la red ferroviaria de Asturias: la que cubre la comarca del Caudal, entre Baíña y Collanzo. Usuarios y administraciones locales llevan años reclamando la mejora de los convoyes y el mantenimiento del trazo porque los trenes se paran prácticamente una vez a la semana. La posición de la Agrupación Vecinal de Mieres es rotunda: "Lo que quiere hacer Renfe es patético. Menos ensayos y más arreglar las deficiencias que padecemos desde hace años", claman.
Arsenio Díaz Marentes, presidente de la entidad vecinal, no podía dar crédito cuando leyó el anuncio del nuevo proyecto de Renfe en la comarca. "Mantuve recientemente una reunión con responsables del Adif y me confesaron que, en los tramos en los que falta iluminación, se instalaban bombillas de almacenes que ya no usan o de líneas que ya no tienen tráfico. A ese nivel de desabastecimiento y desidia hemos llegado en esta línea", afirmó el representante vecinal. Se hace, a renglón seguido, una pregunta: "¿De verdad creen que este es el lugar más adecuado para los ensayos de un proyecto a nivel europeo?".
Parece que sí. Renfe ha anunciado que las pruebas del proyecto -en el que también participan la Unión Europea, Enagás y Gas Natural- se realizarán con un tren autopropulsado del parque de convoyes de Renfe. Concretamente, utilizarán el modelo 2600: un tren habitual en la red de Cercanías de la región, con una capacidad máxima de 244 plazas y 35 metros de largo, que alcanza una velocidad punta de ochenta kilómetros por hora en las vías de ancho métrico.
Los técnicos compararán dos unidades: una se quedará con el motor diésel y la otra llevará instalados los depósitos de gas y otros elementos auxiliares para su funcionamiento. Analizarán datos sobre espacio, peso, refrigeración y autonomía de circulación. También otras variables como las emisiones contaminantes y los costes de operación.
"Difícilmente probarán nada en un tramo que está en estado ruinoso", reiteró Díaz Marentes. El portavoz de los vecinos animó a los técnicos de Renfe "a que se den una vuelta por ese tramo en el que quieren ensayar con el tren propulsado con gas licuado". Se encontrarán, afirmó, con "unas líneas que necesitan un mantenimiento urgente, falta de limpieza y cuidado en todo el tramo y carencias de iluminación, entre otras muchas deficiencias". La situación es tan límite que los usuarios de Mieres y Aller impulsan ya la formación de una plataforma para exigir mejoras en el servicio.
El proyecto de Renfe, lejos de cambiar la posición de los usuarios, ha caldeado los ánimos: "Nosotros lo que exigimos es que se dejen de pruebas y de ensayos y que inviertan en esta línea, que se haga un mantenimiento en condiciones y que se pongan buenos convoyes para mejorar el servicio", destacó. De hecho, en los últimos meses, cubre la línea únicamente una máquina con unas veinte plazas. "Lo justifican en que no hay usuarios, difícilmente los habrá salvo que se olviden de ensayos aquí y mejoren la línea de forma urgente", concluyó el presidente de la Agrupación Vecinal de Mieres. Sí ha mejorado el primer servicio de la mañana que, hace unos meses, generó polémica porque los estudiantes recorrían la línea como sardinas en lata. Fue una situación tan límite que los vecinos llegaron a acusar a Renfe de planear la supresión del servicio entre Aller y Mieres. Extremo que la operadora pública negó, pero sin adquirir compromisos de mejora.
