Cuando era solo un chaval Arsenio Fernández-Nespral, más conocido como "El Polenchu", iba a escuchar música al único bar de El Entrego que por aquel entonces tenía gramófono. En esos altavoces sonaban algunos de sus artistas favoritos, entre otros, "El Pescador" o Ángel "El Maragatu". Eran otros tiempos. Las primeras décadas del siglo pasado, donde la música no era tan accesible como ahora. En aquel chigre, probablemente, echó también sus primeros cantares. Ahora, a unos pocos metros del lugar donde comenzó a escuchar música y donde vivió la mayor parte de su vida, la Asociación de la Canción y el Folclore del Valle del Nalón ha propuesto que se le ponga su nombre a una plaza, en reconocimiento a su aportación a la tonada y para que el recuerdo de este conocido intérprete (nacido en 1909 y fallecido en 2004) no se apague nunca.

La propuesta ya ha sido trasladada a los grupos políticos del Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio, que la han acogido de buen grado. Para darle más realce a la petición, ha llegado a las oficinas del Consistorio avalada por el apoyo de otras siete asociaciones.

Y para evitar, como se suele decir, vestir un santo desvistiendo otro, la agrupación ha propuesto cambiar el nombre de la plaza que se conoce como la de la "U", ubicada en la barriada entreguina de El Coto, próxima a la calle Albéniz y en la que hay un jardincillo y una cancha deportiva de reciente construcción. Se da la circunstancia que la plaza está aún sin bautizar, no consta que tenga ningún nombre oficial, y se la conoce con el apelativo de "U" porque hasta hace no mucho acogía una plataforma de patinaje con esa forma. "No habría mucho inconveniente en ponerla ahí", señala el presidente de la asociación promotora de la iniciativa, José Luis Alonso Rozada," y así se lo hemos trasladado a los grupos políticos".

"El Polenchu" nació en 1909 en el barrio de Bédavo y falleció el diez de octubre de 2004 en El Entrego, con los 94 años cumplidos. "Vivió toda su vida para la canción asturiana, era su pasión", explica su hijo, de mismo nombre, Arsenio Fernández-Nespral e integrante del "Cuarteto Torner". Trabajó como minero. Primero como bombero dentro de las entrañas de la mina y luego como encargado de las cuadras cuidando de las mulas que luego se utilizaban en el interior de la explotación.

Pronto destacó en la canción asturiana. Porque además de afición también tenía unas enormes cualidades para cantar. Tenía una voz de tenor de registros agradables y amplios que le permitían, incluso, tocar otros géneros musicales. "Cantaba muy bien el flamenco", recuerda con orgullo su hijo. Así que, con una privilegiada materia prima, fue construyendo su propio estilo.

Pronto comenzó a ganar premios y a ser reconocido. El primero fue el concurso de tonada de Langreo en 1928. Tenía solo 19 años. Pronto llegaron muchos más. Como curiosidad, tres años después, mientras hacía la mili en Zamora ganó un concurso de tonada que se celebró en un cuartel donde estaban destinados un montón de asturianos.

A esos premios pronto se unieron otros muchos, en Sotrondio, Ciaño, El Entrego o en Oviedo. Con lo que su figura y fama fue creciendo.

"El Polenchu" dejó grabadas más de una treintena de canciones en tres discos para los sellos discográficos Hispavox, Odeon y Columbia. "Firmas internacionales", resalta su hijo. Algunas de sus interpretaciones más conocidas son "El puente de Soto'l Barcu", "Ventanina" o "Aquel pucherín de fabes".

Pero además de su voz, otra de las cualidades por las que destacaba y que lo hacían tan buen cantante era su oído. Una habilidad fundamental para cualquier artista. Eso fue lo que le llevó a presidir durante las décadas de los años sesenta y setenta varios jurados de canción asturiana. "Conocía al dedillo muchas canciones", apunta su hijo. Así, fue juez y descubridor de otros artistas en Langreo, El Entrego, Blimea o Siero.

Fallecido en el año 2004, recibió varios homenajes a título póstumo. Uno de ellos se le tributó hace unos pocos años en el Centro Asturiano de Oviedo. Pero otra de las facetas por la que destacó sobremanera fue por haber sido el iniciador y profesor de cantantes de tonada. "Era algo que hacía de forma totalmente altruista", señala su hijo. Lo hizo con mucho ojo, ayudando a crear escuela para que el legado de la tonada que tanto amaba siguiera con vida durante muchos años.

Se da la circunstancia que durante la fiestas de los Nabos de Sotrondio el Ayuntamiento de Sotrondio inauguró una calle en honor a otro cantante de tonada, Silvino Argüelles, que también había reclamado la Asociación de la Canción y el Folclore del Valle del Nalón. Gran amigo en vida de Arsenio Fernández-Nespral.

Ahora, "El Polenchu" también busca su hueco en el callejero, para que su legado y su nombre no caiga en el olvido.