La planificación urbana de Mieres permanece encallada desde hace una década. En concreto, el Ayuntamiento lleva ya 12 años tramitando su nueva normativa urbanística. En este tiempo el casco urbano ha visto como, poco a poco, se han desvanecido sigilosamente dos proyectos sobre los que estaba previsto ordenar la reorganización metropolitana. El plan urbano de Oñón y el denominado anillo sur se han quedado en papel mojado. Ambos proyectos estaban en la agenda de la sociedad pública Sogepsa hace una década y conjuntamente hubieran conllevado una inversión de 16 millones de euros, culminando el fallido ensanche urbano de la ciudad.
El Ayuntamiento de Mieres retomó hace unos meses la reivindicación para que el Principado, a su vez, retomase el plan urbano de Oñón. Y es que el consistorio y la Sociedad Mixta de Gestión y Promoción del Suelo (Sogepsa) firmaron en 2002 un convenio para el desarrollo del plan especial de reforma interior del viejo barrio. El proyecto se quedó varado expuesto al temporal que provocó el estallido de la burbuja inmobiliaria y sin más avances que las obras de derribo de las escasas edificaciones en ruinas que permanecían en pie. Durante los últimos seis años el gobierno local de IU no ha sido muy beligerante a la hora de reclamar la actuación, pero el resignado conformismo se quebró la pasada primavera cuando en el Ayuntamiento emergió una indignación con Cogersa a raíz de que la entidad responsable del tratamiento de residuos impidiera acopiar material sobrante de una obra en la autopista para realizar arreglos en caminos de los pueblos.
A renglón seguido el gobierno local recondujo de nuevo su postura, asumiendo que la urbanización de Oñón no se abordará en los próximos años. La confirmación es el acuerdo alcanzado con Sogepsa para poder aprovechar los citados solares como aparcamiento. En principio, el Consistorio podrá hacer uso de este suelo durante un periodo de seis años.
El gobierno local ha optado por ser práctico en el caso de Oñón, apostando por un proyecto viable y aparcando una actuación mucho más ambiciosa y por ello más compleja de financiar. Según lo firmado en 2002, Sogepsa debería haber asumido la urbanización del suelo, con una inversión fijada entonces en 1,2 millones de euros. En el citado convenio también se especificó el coste total de la construcción del futuro barrio, obras valoradas en aquel momento en 4,8 millones de euros, un presupuesto que ha quedado desfasado.
En el caso de Oñón Sogepsa ha sido en todo momento clara. La explicación para no abordar el proyecto residencial alumbrado en 2002 es simple. No hay dinero. La misma explicación, y de manera más contundente, puede aplicarse al fallido anillo sur de Mieres. No obstante, en este caso se trata de un suposición ya que el proyecto se ido, con el tiempo, diluyendo como el humo. El coste de la actuación se estableció hace una década en 10 millones de euros. Se buscaba dar respuesta a la concentración de equipamientos en el entorno de Santullano, con el centro comercial, el recinto ferial polivalente, un geriátrico público y, finalmente, el nuevo hospital comarcal, que lleva ya tres años en funcionamiento.
Incumplimiento
En este contexto, la entidad pública Sogepsa elaboró un proyecto para crear lo que se definió por entonces como el futuro anillo sur, con actuaciones encaminadas a mejorar la circulación entre Mieres y Santullano. El proyecto ha sido barrido por el viento, aunque desde el gobierno local se sigue recordando periódicamente al Principado que el compromiso está sin cumplir.
La ronda Mieres-Santullano, con nuevos puentes y glorietas sobre la autopista, un bulevar y una travesía junto al río se ha quedado reducida a un par de semáforos y una rotonda de distribución a la entrada de Santullano. De los 10 millones anunciados, la inversión final se ha quedado en poco más de 250.000 euros. Y eso que el Ayuntamiento de Mieres renunció en su momento a 1,2 millones por las licencias de obra del nuevo hospital para financiar parte de la mejora vial comprometida.
