El presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), Pedro Luis Fernández, se alineó ayer con el planteamiento de los Gobiernos central y autonómico, críticos con la intención de Iberdrola de cerrar la central térmica de Lada. El representante en funciones de la patronal asturiana entró en materia tras acudir a la firma de un convenio en Gijón con una entidad financiera: "Los empresarios tenemos que buscar el beneficio para nuestras compañías, que es lo que da dinero, pero también con una sensibilidad con el entorno en el que nos movemos. Yo no sé si en esto Iberdrola la ha tenido; que empiece por Asturias, cuando cualquiera sabe que aquí tenemos una tradición minera y que no es menor para nosotros hablar de carbón".

Pedro Luis Fernández añadió que "como empresario primero, y luego como presidente de los empresarios asturianos, uno siempre tiene la tentación de estar al lado de lo que dicen los empresarios, pero en este caso a mí me ha sorprendido mucho como asturiano y como empresario, a mi modo de ver, la escasa sensibilidad que ha tenido Iberdrola con esto. No es como si nos vienen a hablar del shushi en Asturias, que el carbón no es shushi para nosotros; es algo que está en nuestro ADN".

El representante de la patronal asturiana fue claro al expresar que apoya "totalmente a nuestro Gobierno", que ha exigido a la empresa energética que reconsidere su decisión de desmantelar la térmica de Lada. Fernández es consciente que con las directrices que está marcando la UE "vamos a tener que descarbonizarnos y tenemos un periodo para ello, pues sí y vamos a tener que apostar por ello. Pero que empiecen con esto por Asturias, pues es un poco irónico", concluyó.

Para sortear esas exigentes medidas medioambientales, que provocarán la descarbonización en Europa, una de las propuestas que ha ido ganando peso entre la plantilla y los sindicatos de la térmica de Velilla del Río Carrión, que Iberdrola también quiere clausurar, consistiría en adaptar la instalación para que pueda quemar biomasa. Se pasaría así de una fuente altamente contaminante, como es el carbón, a otra que no escupe tanto CO2 a la atmósfera como es la madera. La iniciativa fue, incluso, discutida en el Parlamento castellano y leonés a propuesta de Podemos.

¿Podría plantearse algo similar en Lada? Los expertos asturianos aseguran que esa metamorfosis no es un plan "descabellado" pero puede acarrear ciertas complejidades técnicas. Para empezar, apuntan desde la Fundación Asturiana para la Energía (FAEN), habría que hacer un análisis de si la actual caldera puede admitir la quema de madera. Lo más normal sería, añaden, que hubiera que hacer un rediseño completo del ciclo de vapor y de la turbina. Haciendo un símil aseguran que esto sería como tener una casa muy vieja y tener que remozar todo el interior.

La adaptación, aclara el catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Oviedo Julio Luis Bueno de las Heras, podría ser un proceso bastante parecido al que ya se realiza cuando se quiere adaptar una instalación eléctrica doméstica para que funcione con biomasa. Una operación cada vez más habitual.

Otro debate es si en Asturias habría suficiente capacidad para suministrar materia prima a una planta de biomasa tan grande. El catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Oviedo, Jesús Ignacio Prieto, señala "si en Asturias hay térmicas es porque primero había carbón pero ¿tenemos capacidad de suministro de biomasa para grandes centrales?". La respuesta no está del todo clara. Prieto añade: "En caso negativo, parece que nos gustaría importarla a través del Musel, pero entonces se reproduce el problema del carbón, que en otros sitios era mejor y más barato".

De hecho, Bueno añade que habría que analizar lo que se conoce como la densidad energética de la instalación. Esto es que normalmente, las plantas de biomasa gastan una cantidad superior, en volumen, de materia prima que las térmicas cuya dieta se circunscribe al carbón para poder acabar produciendo una idéntica cantidad de energía. Esto obligaría, por tanto a hacer también obras en las plataformas de almacenaje actuales.

Como referencia para esos cálculos podría tomarse el proyecto que planteó Hunosa para la construcción de una central de biomasa en Reicastro, Mieres. Iba a tener una potencia de 15 megavatios, por los 525 que tiene Lada. Y sus cuentas pasaban por consumir 145.000 toneladas de astillas al año. Con lo que se iban a necesitar 10.000 hectáreas de masa forestal para alimentarla. La propuesta de esa metamorfosis ha calado con fuerza en Castilla y León pero no tanto en Asturias. La sección de UGT en la planta afirma que su objetivo es que la térmica continúe con su actividad como hasta ahora. La Unión de Consumidores de Asturias alertó de que cierre de térmicas supondrá un aumento del recibo de la luz.