Iván Darío Ojeda es colombiano y tiene 24 años. Con 16 inició su trayectoria como activista del movimiento estudiantil en su país, recién cumplida la mayoría de edad fue amenazado de muerte y hace dos años salvó de la vida de milagro, cuando un motorista lo encañonó con una pistola en la ciudad de Montería: "El arma se encasquilló y pude escapar de allí corriendo". La cabeza de Eduardo Medina, de 32 años de edad, también tiene precio. Su delito fue defender los derechos de los estudiantes y de los campesinos colombianos. La intimidación que sufren ellos y sus familias y las amenazas expresas de muerte no han logrado acallar su voces. Ayer relataron su experiencia en Ciaño.

Los dos líderes juveniles participaron en el centro La Panera en un taller con jóvenes langreanos, el que aportaron sus testimonios. Los dos están estos días en Asturias, acogidos en refugio temporal, en el marco del Programa asturiano de atención a las víctimas de la violencia en Colombia. Los objetivos del taller eran identificar los derechos de la juventud y la niñez, conocer la realidad de estos derechos en Asturias y Colombia y avanzar en la construcción de sujetos éticos, según explicaron los organizadores, el área de Juventud del Ayuntamiento de Langreo.

La situación política y social de Asturias y Colombia está muy alejada, tal y como explicaron los jóvenes activistas, pero sí existen algunas similitudes. "El derecho de los jóvenes más amenazado en Colombia es el propio derecho a la vida porque están entre las principales víctimas del conflicto permanente que vive el país. Tampoco hay un derecho al trabajo digno porque la desindustrialización que estamos sufriendo afecta a la calidad del empleo: es algo que, salvando las distancias, también se deja ver en España", expuso Eduardo Medina.

Privatización

La falta de un acceso a una educación pública de calidad es otro de los déficits denunciados por Medina. El joven colombiano sabe de lo que habla. Entró en la lista de los líderes del movimiento estudiantil amenazados de muerte al organizar movilizaciones contra la privatización de la enseñanza universitaria en su país: "Empecé mi trayectoria en la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios, que fue cuando los paramilitares pusieron precio a mi cabeza junto a otros nueve compañeros. Después entre en el Comité Permanente de Defensa de los Derechos Humanos y a colaborar con organizaciones campesinas y continuaron las amenazas y la persecución". Medina, que trabaja como diseñador visual, compatibiliza esta labor con los estudios de Medicina.

Iván Ojeda también conoce las amenazas de muerte desde hace tiempo. "Yo soy del departamento de Córdoba, que es la cuna de paramilitarismo. Cuando intentaron matarme, me fui a Bogotá. En mi país están amenazada la vida de los jóvenes porque se vive en guerra desde hace años; tampoco hay un acceso a la cultura, a la sanidad o al ocio".

La estancia de los dos jóvenes colombianos acabará el 15 de diciembre. Cuando vuelvan a su país seguirán en el punto de mira. "El miedo nunca se va; te acompaña siempre. Pero yo quiero que mi país mejore y seguiré luchando por ello", apostilla Medina.