Se percibe, ya sólo con verlas caminar, que son cuatro mujeres emprendedoras. Son María Luz Alonso, Generosa Tejón, María Fernández y Teresa Arias (que no aparece en este reportaje). Las cuatro han sido distinguidas con el "Gochín de Oro" de las XXV Jornadas de la matanza de Felechosa. Un encuentro gastronómico que ellas implantaron, y que llena la localidad allerana cada año durante cinco días (el puente de la Constitución). El secreto, dicen está en los fogones: "Ni estrellas Michelin ni pijadines: aquí sí se come bien".

Era el año 1993 cuando las cuatro mujeres se reunieron y decidieron emprender las Jornadas de la matanza. Pero su historia empezó mucho antes. La de Generosa Tejón cuando era una niña, y veía a sus padres siempre atareados en el bar Casa Marcelo. "Un chigre pequeño", dice, que luego se transformó en el restaurante El Parador.

"En los años setenta hubo un 'boom', Franco aflojó un poco el puño y la gente empezó a salir más", explica María Fernández. Entonces ella ya tenía el Mesón Cordero (ahora Molín d'Eloy, que dirige su hija) y María Luz Alonso el De Torres. Recuerdan con cariño que recibían decenas de comensales atraídos por las truchas de río que cocinaban en Felechosa. Pero "fue un alivio" que Sanidad prohibiera el plato: "Era muy estresante, yo fui muy feliz cuando lo prohibieron, porque dependías de lo que pescaran. Había días que no las tenías", ríe Alonso.

El turismo, entonces, era mayoritariamente de verano. Dice María Fernández que "venía gente de postín, porque decían que les sentaba bien el aire". En 1974, con la inauguración de la estación de San Isidro, los hosteleros tuvieron que aumentar las instalaciones y contratar personal: "Aquello era un no parar", afirman. De día y de noche, cuando se llenaba la discoteca "La Villar" con todos los chavales que llegaban en "la camioneta de Suárez".

Los tiempos cambiaron y ellas percibieron que tenían que hacer algo para que Felechosa no perdiera fuelle. Y vieron la luz en un viaje a las Jornadas de la matanza de El Burgo de Osma (Soria). "Queríamos hacer lo mismo aquí, en Felechosa", explica Mari Luz Alonso. Y consiguieron reproducirlas fielmente, pero sin sacrificio del animal "porque los ecologistas se opusieron". El menú se ha mantenido, inalterable, durante los últimos veinticinco años: pote asturiano, compango, picadillo, lomo y panchón (un postre típico allerano).

Las Jornadas de la matanza empezarán mañana y se mantendrán durante el puente. "Como para decirles a los que vienen a comer el menú que este año somos modernos, como los cocineros Michelin, y que les van a despachar con cuatro granos de arroz y una flor seca en el plato", ríe María Fernández. Detrás de ellas, tienen el cartel de la primera edición del encuentro, pintado por Grela. Fue el principio del éxito: para algunos días, los restaurantes de Felechosa tienen ya todas las mesas ocupadas. Otros ocupan los últimos huecos: "Estamos muy orgullosas, nos alegra que las nuevas generaciones puedan seguir disfrutando de las jornadas", afirman. Probarán el menú, porque creen en la cocina tradicional. Es la comida que les gusta, no apuestan por el cachopo: "Eso es cosa de la juventud".