"La Revolución rusa comenzó el Día de la Mujer Trabajadora de 1917". Así lo aseguró María Teresa Largo Alonso, catedrática, historiadora, escritora y articulista, en la conferencia titulada "Las mujeres en la Revolución rusa de 1917: a la vanguardia política y creativa". El acto puso fin al ciclo sobre el centenario de la Revolución rusa organizado por el Ayuntamiento de Mieres y contó con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas.

"Aquel día, las mujeres se manifestaron exigiendo pan y acabaron consiguiendo que los hombres salieran también a la calle. En ese momento se dio el salto a las reclamaciones políticas", expuso Largo, autora del libro "La Revolución rusa, la fábrica de una nueva sociedad". La ponente hizo un repaso de las personalidades femeninas más relevantes a partir de la etapa pre-revolucionaria, caracterizada por el exilio, principalmente en Suiza, donde se constituyeron las primeras organizaciones socialistas. "Eran mujeres con alta formación y que impulsaron un nuevo modelo femenino, activo, desenvuelto y libre en sus relaciones con los hombres".

También surgieron movimientos de corte nihilista dentro del territorio ruso, caracterizados por su propósito de despertar la conciencia social entre el campesinado y por su actividad terrorista. Nombres como Ekaterina Brestko-Bretskovskaya, Vera Zasulich, Sofía Fedórchenko o María Bochkarieva son ejemplos de decidida implicación y lucha social de mujeres que, en muchos casos, acabaron apartadas, cuando no fusiladas, por haberse opuesto a la deriva que finalmente tomó el movimiento revolucionario.

Reivindicaciones

"Ya en 1905, mujeres como Hippius, Armand (amante de Lenin) y Spirinova reivindicaron políticas decididamente feministas y algunas de ellas llegaron a ocupar cargos de alta responsabilidad en partidos marxistas y anarquistas", explicó María Teresa Largo, que matizó que "Lenin, que era bastante pacato, opinaba que las reivindicaciones feministas eran algo burgués que dividía el movimiento obrero". "Ha de tenerse en cuenta que en 1914, el 45% de la población universitaria rusa era femenina, algo insólito en el resto del mundo", dijo la historiadora, que explica así la activa participación de las mujeres en el proceso político revolucionario.

"Lenin dijo: "¿democracia, para qué?", algo que provocó la oposición de otros revolucionarios, entre ellos mujeres. Porque en aquel tiempo, aquellas mujeres eran mucho más modernas y avanzadas que los hombres", explicó Largo. "Krupskaya, la mujer de Lenin, se centró en la educación como medio de adoctrinamiento y era partidaria de la nacionalización de los niños, para así apartarlos de las malas influencias familiares y convertirlos en buenos comunistas", declaró la conferenciante, que también hizo un repaso de otras personalidades femeninas que acabaron siendo represaliadas, como Kollontai y Kaméneva.

En los años 30 se produjo el retorno del patriarcado y el puritanismo, que conllevó la desaparición de las mujeres de los cargos de responsabilidad. "Stalin recortó las ayudas a las mujeres, el adulterio se condenaba con pena de cárcel y la nueva heroína de la Revolución pasa a ser la mujer que trae al mundo nuevos rusos fieles a la causa", añadió Largo, que señaló que el único ámbito en el que persistió la presencia activa de las mujeres fue el artístico. "Petrogrado y Moscú eran mecas de la vanguardia artística internacional en las que hubo muchas mujeres importantes", manifestó la ponente, que finalizó haciendo mención de Anna Ajmátova, "la mejor poeta rusa".