José Luis Gómez era un turonés enamorado de la mina. Trabajó durante 15 años en el pozo San José, hasta que una grave enfermedad lo apartó de la profesión que amaba. Los médicos le prohibieron, casi de un día para otro, adentrarse en las entrañas de la tierra en busca de su sustento. Decidió entonces comenzar a coleccionar lámparas de mina. En esta afición encontró la manera de seguir sintiéndose vinculado al carbón. Tras años de pelea con la enfermedad, Gómez, como era conocido por todos en Turón, falleció el año pasado. Antes le había dado tiempo a reunir una valiosa colección de objetos de mina, la mayoría lámparas y candiles. Esta recopilación, que supera los 300 elementos, ha sido cedida por la familia del difunto propietario al Ayuntamiento de Mieres gracias a la mediación del grupo de arqueología industrial de la asociación "Santa Bárbara".

"Mi hermano se sentía muy vinculado a Turón y a la minería y estaría encantado de saber que su colección permanecerá en el valle para que pueda ser visitada por todas aquellas personas que estén interesadas", señaló ayer en el Ayuntamiento de Mieres Carmen Gómez, que no puso evitar emocionarse al recordar a su hermano. La familia tiene el convencimiento de que tanto la asociación Santa Bárbara como la administración local cuidarán con mimo el legado de José Luis Gómez. De momento, una parte de la colección quedará expuesta en el Ateneo de Turón como muestra permanente. "Se trata de una pequeña representación, ya que en total son 306 piezas", señaló José Luis Soto, del grupo de arqueología de la citada asociación cultural mierense. "El 60 por ciento de los objetos se encuentra en perfecto estado y se puede exponer sin problemas, pero el reto tienen que ser restaurado en mayor o menor medida", explicó Soto. El problema principal ahora es la dificultad que entraña reconstruir algunas lámparas antiguas. "En muchos casos a estas alturas resulta casi imposible encontrar piezas".

La colección, además de lámparas de mina, incluye otros objetos de interés, como cascos o incluso algún autorescatador. Ahora bien, el alma de la misma está en la luz que durante más de un siglo permitió a los mineros, en este caso de Turón, profundizar en la tierra en busca de carbón. "Los elementos más antiguos son de mediados del siglo de XIX y prácticamente podemos hacer un recorrido hasta nuestros días", apuntó Soto. Gracias a esta compilación se puede entender la evolución que experimentó la minería de carbón durante más de un siglo. Gómez logró reunir candiles antiguos, que dieron paso a los llamados de sapo. Luego llegaron las lámparas de carburo, que finalmente alumbraron la llegada de las de seguridad. "Al contemplar los candiles más antiguos te das cuenta de las condiciones en que tenían que trabajar los mineros en el siglo XIX. Se alumbraban con llamas vivas y es fácil predecir lo que pasaba si se encontraban con grisú", subrayó José Luis Soto.

De momento, una parte de la colección ya se encuentra en el Ateneo de Turón. El grueso de esta antología minera permanecerá bajo la custodia de la asociación San Bárbara. Ahora bien, la idea de este colectivo es que en el futuro las lámparas puedan exponerse en el pozo de La Rabaldana, declarado Bien de Interés Cultural, pero actualmente sin uso y a medio rehabilitar. Lo que ayer garantizó el alcalde, Aníbal Vázquez, es que la donación será cuidada con cariño: "Seremos escrupulosos a la hora de cumplir con los deseos de la familia. La muestra permanecerá en Turón bien custodiada".

Santa Bárbara espera que el tesoro que ha salido a la luz en Turón sirva para alumbrar otras valiosas referencias mineras que permanecen en la oscuridad: "Por desgracia hay muchos tesoros olvidados en cocheras y en carboneras y nos gustaría que recibieran el trato que merecen", apuntó Soto. Carmen Gómez sabe que la herencia de su hermano está en buenas manos: "A los pocos días de fallecer ya había gente que nos estaba pidieron lámparas y no nos gustó. Ahora pensamos que hemos tomado la mejor decisión".