Las puertas del parador de Pajares volverán a abrirse mañana después de pasar más de una década cerradas. Eso sí, no abrirá en su totalidad, sino que de momento sólo estará disponible la cafetería y la zona restauración, a la espera de que se terminen las reformas en la zona hotelera.

La puesta en marcha de las instalaciones se realiza gracias al esfuerzo del empresario Miguel Fernández Baker, presidente de Élite Hoteles (con sede en Menorca), el grupo que se hizo con este emblemático edificio a finales del mes de septiembre. El objetivo de la compañía era reformar las instalaciones para devolver al parador su esplendor y convertirlo en un hotel "de alto nivel". De hecho, el proyecto incluía la construcción de un spa, con la intención de que el inmueble tuviese actividad todo el año.

El parador de Pajares se construyó en 1960, a propuesta de la Dirección General de Regiones Devastadas. Tuvo unos años de esplendor, pero los problemas empezaron pronto. En 1979, cerró sus puertas por primera vez. La actividad del inmueble ha sido, desde entonces, intermitente. La última vez que abrió al público fue en 2005, con unos empresarios lenenses al frente del proyecto hostelero. Terminaron por dejar el negocio porque no resultaba rentable. Diez años después, la empresa Inversiones Inmobiliarias Valmurián se hizo con el edificio en la cuarta subasta pública convocada por el Ministerio de Economía y Hacienda. La compañía fue la única que presentó oferta, de 510.000 euros, después de que las tres convocatorias anteriores quedaran desiertas. En un principio, la empresa anunció su intención de reformar por completo el edificio y devolverle el uso hotelero, pero la crisis dio al traste con el proyecto. Entonces pusieron el inmueble en venta, llegando a pedir 1,5 millones de euros por el Parador, un precio que llegaron a rebajar hasta 950.000 euros en junio del año pasado. A los pocos meses se hizo pública la compra por parte de Santagadea, aunque no trascendió la cantidad que habían abonado. El grupo madrileño manifestó entonces su intención de reabrir el complejo con dos restaurantes y un moderno spa.

Finalmente, el inmueble volvió a cambiar de manos, ahora con una empresa centrada únicamente en el sector turístico y es que Élite Hotels cuenta con tres hoteles en Menorca donde emplea a un centenar de personas.