"Yo hice la comunión aquí" o "mis padres siempre me traían cuando pasábamos el puerto". Estas fueron algunas de las palabras que se escuchaban ayer en el parador de Pajares, el emblemático edificio que ayer abrió sus puertas después de estar más de una década cerrado. Y todo gracias al empresario Miguel Fernández Baker, quien a puesto todo su empeño para que estas instalaciones vuelvan a recuperar "el esplendor de antaño".

Muchos fueron los que ayer decidieron acercarse hasta el parador, que oficialmente se denominará "El mirador de Pajares". Algunos como los mierenses Eustaquio Álvarez y Juan Carlos Zapico, acudieron "por curiosidad, somos muy habituales del puerto y cuando vimos que estaba abierto no pudimos resistirnos a entrar", afirmó Álvarez. Zapico destacó que "hemos vivido muchas inauguraciones del parador, esperamos que los nuevos gestores tengan suerte y estén aquí durante mucho tiempo". Estos mierenses ya habían disfrutado en el pasado de lo que el parador ofrecía, pero no todos pueden decir lo mismo. Este es el caso de la lenense Eliana Tuñón, que nunca había traspasado las puertas de este establecimiento hasta ahora. "Siempre lo había visto cerrado, así que cuando nos enteramos de que abría, vinimos".

De momento, el parador sólo ofrece el servicio de cafetería y comedor. "Estamos con la reforma y los permisos para el hotel, que confiamos tardarán entre tres o cuatro meses, no tenemos prisa", aseguró. Su esperanza es poder abrir el resto de las instalaciones para la primavera. Será entonces cuando entre a trabajar toda la plantilla que esperan, estimada entre quince o veinte personas. Actualmente el parador tiene cinco trabajadores para ocuparse de la cafetería y el restaurante, "y también me están ayudando mi mujer y mis hijos", recalcó Fernández Baker. En cuanto a la reforma, el empresario aseguró que "queremos guardar la esencia de antaño, por eso no vamos a hacer demasiados cambios". De hecho, han recuperado una imagen de San Cristóbal que estaba en la entrada y que alguien en su día decidió arrancar para que volviese a su lugar. Pero sin duda, lo más espectacular del inmueble son sus vistas, "eso es lo que vendemos, además de ofrecer a los clientes algo para tomar", subrayó.