Su identidad se corresponde con las iniciales A. G. M., es de Lena, aún no ha cumplido treinta años y cuenta ya con un abultado historial delictivo relacionado con las estafas. El condenado por el "caso Shamira" -que estafó a cientos de personas fingiendo que recaudaba dinero para una niña enferma de Mieres- ha vuelto a actuar en Langreo. En esta ocasión, A. G. M. alquiló un bar en La Felguera para luego vender todo el mobiliario y electrodomésticos a través de las redes sociales. La Policía Nacional acudió ayer al establecimiento para proceder a su desahucio, pero el joven ya había desaparecido. Fue detenido unas horas después, y puesto a disposición judicial.

El historial delictivo de A. G. M. se remonta al año 2014. Fue entonces cuando se comprobó que había utilizado el nombre de la niña Shamira Alonso en las redes sociales para recaudar fondos. La familia nunca recibió aquel dinero. Fueron los padres de la menor los que interpusieron la denuncia. En octubre de ese año, el joven fue detenido por un presunto delito de falsificación de documentación y una falta de estafa. En 2015 tuvo que devolver el dinero: "Sólo devolvió una parte, porque en realidad nunca se llegó a esclarecer cuánto había estafado", afirmaron afectados por aquel primer engaño. Muchos de los que habían hecho su donativo no iniciaron acciones legales, según explicaron fuentes conocedoras del caso. "Decían que no merecía la pena por veinte euros, pero el caso es que hubo muchas donaciones de diez, veinte o treinta euros. Se hizo con una cantidad abultada", señalaron.

Esa fue la punta de un iceberg que sigue creciendo. A. G. M. tiene antecedentes por venta falsa de lotería, también de cachorros de raza que luego no entregaba. Además, organizó un evento relacionado con el mundo del motor -en el que también recaudó miles de euros- que nunca se llegó a celebrar. "Es un personaje muy peligroso, ha demostrado que no tiene escrúpulos", claman los afectados por sus engaños. Muchos se han unido en un grupo que tiene presencia en las redes sociales y planean acciones conjuntas para desenmascarar todas sus actividades delictivas.

Cometió los primeros delitos en la comarca del Caudal pero, hace unos meses, se mudó con su familia a Langreo. Y en este municipio ya ha dejado rastro. Su última maquinación fue alquilar un bar a un hombre de Gijón. El establecimiento, al que cambió el nombre y la cartelería (que nunca llegó a pagar, según fuentes conocedoras del caso), no tuvo mucha actividad. El grupo de afectados por los delitos de A. G. M. advirtieron que había iniciado la venta del mobiliario y otros electrodomésticos (incluido el calentador eléctrico) a través de las redes sociales. De hecho, es muy activo en el grupo de Facebook "Compra-Venta Asturias".

El desahucio

El propietario interpuso la denuncia tras conocer la actividad del joven. La fecha prevista para su desahucio del bar era ayer. A. G. M. había sido visto en el entorno del establecimiento poco antes de que llegaran las fuerzas de seguridad. Dos patrullas de la Policía Nacional, además de un representante de Fiscalía de Asturias, un notario, un abogado y un cerrajero, acudieron al establecimiento. Cuando lograron abrir la puerta, no había ni rastro del joven.

Las fuerzas de seguridad iniciaron entonces la búsqueda de A. G. M. En los últimos días, según sus allegados, el joven había cambiado su imagen para resultar "irreconocible". Fue detenido unas horas más tarde, en Langreo. Tanto él como las diligencias del caso han sido puestas ya a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Langreo.