"Este año los niños se han portado tan bien en Mieres que hemos tenido que pedir ayuda a los bomberos para que refuercen a los Reyes Magos". Los responsables municipales explicaron así el motivo por el que un camión de extinción de incendios lleno de juguetes se sumó ayer a la Cabalgata que anuncia la noche más mágica y especial del año. Es más, otras dos cisternas estuvieron todo el día de "guardia" frente al Ayuntamiento, también repletas de regalos y esperando a cumplir con su improvisado cometido nocturno. Por los visto, en Oriente este año no han recibido queja alguna de los pequeños de Mieres.

Los Reyes Magos llegaron ayer a Mieres en luminosas carrozas y con sus sacos llenos de regalos y caramelos. Trajeron también un frío viento que no impidió que miles de personas se reunieran en las calles para arropar a la comitiva. Los niños, muchos subidos en los hombros de sus padres, fueron los que más disfrutaron. Muchos pequeños del concejo se sumaron incluso a la comitiva real, ya que Melchor, Gaspar y Baltasar reclamaron la colaboración local para transportar por el casco urbano la parafernalia de su cortejo. El séquito estuvo formado por unas 350 personas. Se trata del mejor registro desde que la asociación Santa Bárbara asumiera a principios de siglo la organización del evento.

La Cabalgata de Reyes de Mieres hace tiempo que puede ser considerada un espectáculo. Zancudos, magos del fuego, romanos a caballo y muchos otros personajes acompañaron ayer a sus Majestades.

"A mí el que más me gusta es Melchor, el de la barba blanca", aseguraba ayer Tomás García, un niño de 7 años. Su padre no tardó en corregirle: "El de la barba blanca es Gaspar", apuntó el progenitor. "¿Estás seguro?, replicó la madre acabando de sembrar las dudas: "Bueno pues nos quedamos con Baltasar y ya está", zanjó el pequeño Tomás para deleite de toda su familia. Tras desfilar por todo el centro de Mieres, los Reyes tuvieron aún tiempo de atender personalmente algunas peticiones en el parque Jovellanos.