-Yo no sé si estos chavales no tendrán otro sitio al que ir.

Un vecino del valle de Muñón pasea por el entorno de la antigua mina de mercurio de La Soterraña, una zona que guarda tóxicos y que está a punto de acoger un proyecto pionero europeo de descontaminación. En las entrañas de la explotación murieron cientos de trabajadores, intoxicados por mercurio y arsénico. Ahora parece que es un lugar para pasárselo bien: el entorno de La Soterraña está repleto de botellas vacías y preservativos. "Los fines de semana hay trajín de coches, arriba y abajo del Valle, esto se ha convertido en un picadero", afirman los vecinos.

El proyecto para la descontaminación de la mina de La Soterraña cuenta con financiación del programa europeo "Life". El Ayuntamiento de Lena participa en la tramitación, a través del área técnica de Medio Ambiente, junto a la Universidad de Oviedo y varias empresas. Será un ensayo que puede revolucionar la descontaminación de antiguas explotaciones con un método pionero: se usarán 20.000 toneladas de escoria y cenizas para tratar los contaminantes. Los impulsores del plan están terminando la tramitación e iniciarán, en unas semanas, las reuniones informativas con los vecinos.

La queja de los vecinos, en esta ocasión, no está relacionada con la labor de los implicados en el programa de descontaminación. Sí con el estado en el que se encuentra actualmente la explotación: "Da muy mala imagen al valle", afirman.

La basura en el entorno de la antigua explotación es sólo un problema más en una zona que lleva sumando daños y destrozos durante décadas. La mina de La Soterraña cerró sus puertas hace más de treinta años. Los vecinos han reclamado enérgicamente la descontaminación, que ahora parece estar cerca, para el subsuelo. Lo que se ve tampoco está bien: "Las antiguas instalaciones están para derruir", señalan los vecinos.

El problema es que actuar en la zona es peligroso porque podría suponer una dispersión de los contaminantes. Lo que no tiene justificación, denuncian los vecinos, son los actos vandálicos que se han sucedido en la zona. Acceder a la mina está prohibido, pero es fácil: el muro que cierra las instalaciones está roto desde hace años. Además, es fácil seguir las pisadas en el verde para acceder hasta el cierre. Parece que hay tránsito entre el exterior y el interior de la mina.

Dentro de las instalaciones, el aspecto no mejora. Todas las ventanas de las antiguas explotaciones están rotos y esparcidos por el suelo. También están arrancados algunos marcos de las ventanas y las puertas. Una parte está derruida, después de que dos empresas actuaran en el interior de las antigua explotación. Les valió un expediente de la Consejería de Medio Ambiente. Ahora es lugar para el "botellón" y, según los vecinos, "picadero". Las fuentes consultadas por este diario afirman que "no es el lugar más recomendable", pero el riesgo de entrar en contacto con los contaminantes es mínimo.