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Un oficio "muy duro" que siempre deja "alguna marca de guerra"

Después de 21 años, apenas le quedan tres meses para prejubilarse. Adolfo del Corro lleva media vida en las entrañas de la tierra y en su cuerpo se ven algunas de las cicatrices de la mina. "He tenido algunos accidentes con costeros en el ojo, pero con el más grave casi me mato", afirma, mientras se señala la cicatriz que le quedó en el cuello después de 40 puntos de sutura. "Estaba en la rampla 'postiando', resbalé y al caer tropecé con el hachu que lu tenía apoyáu y me lu clavé en el cuello", relata. "Por milímetros no me rebané la yugular", dice, sereno. Fracturas en los dedos, cortes en la mano, algún costero... Esos eran los "percances" del día a día de los picadores. "Todos tenemos alguna marca de guerra", se sonríe.

Su vida laboral es más tranquila en la Brigada de Salvamento Minero. "Entrenamos, vamos a dar formación a empresas... No es la adrenalina de estar en la mina picando carbón", afirma Del Corro, que confiesa echar de menos el tajo. "Soy minero porque quise y porque lo elegí yo, y el mejor oficio es el de picador", afirma rotundo, para agregar que "se echa de menos el ambiente con los compañeros, es algo que no se puede evitar".

Y todo ello pese a que también ha vivido accidentes graves. Al recordarlos, sus ojos amagan con cristalizarse. "En La Camocha tuve que sacar a un compañeru, un chaval de 27 años, que quedó enterrado en un derrabe. No pudimos hacer nada", dice. Le pasó lo mismo en Tineo con otro compañero picador. "Es un oficio que conlleva mucho riesgo, y cualquier cosa que falle, es fatal", afirma.

El presente 2018 es un año clave para la minería. Y también se habla de ello en los pozos. "Es una pena que con la cantidad de millones que se gastaron en tonterías, a la última gente que queda en la mina, en los pozos, los quieran dejar colgados", reivindica. A pesar de ello, "Dolfo", como le llaman sus amigos, tiene claro que todo pasa por la política. "Si quieren, seguro que se salvan las minas. Porque se está quemando carbón, pero extranjero, y si hablan de contaminar, lo de fuera contamina lo mismo que lo de aquí", zanja este trabajador.

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