¿Dónde está Miguel Strogoff? Es un alumno ruso de intercambio, que acaba de llegar al colegio Rey Aurelio de Sotrondio, y no habla ni una palabra de español. El cole está en llamas y no aparece. Menos mal que Manuela Antuña, profesora de Primaria y secretaria del centro, lo encuentra sentado en una clase. Lo coge en brazos, pesa más de lo previsto, y corre con él hacia el punto de encuentro en el patio del colegio.

Que nadie sufra por Miguel Strogoff. Es un maniquí, el humo es falso y forma parte de un simulacro de evacuación que ayer acogió el centro. Estuvo encabezado por los Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias -dentro de un proyecto de formación que impulsan efectivos del parque de San Martín-, junto a la Policía Local, Policía Nacional y sanitarios del SESPA, Cruz Roja y Protección Civil, y con la estrecha colaboración de la comunidad educativa. Tenían dos obstáculos para evacuar por completo el edificio: encontrar a Miguel Strogoff y salvar a la alumna Rocío Álvarez, escondida en un baño. Tardaron poco más de dos minutos (2 minutos y 25 segundos) en desalojar el edificio. Ninguno de los niños sabía que era un simulacro, tampoco el técnico de la caldera. Fue ayer a una revisión y se llevó el susto de su vida: "Madre mía, pensé que había pasado algo".

Eran las once y media de la mañana cuando la directora, Tere Monasterio, pulsó la alarma de incendios. "Es de verdad, el cole se quema y tenemos que salir pitando", le dijo Sara Menéndez Baena a su compañera de pupitre. Pero de pitando nada, porque tenían que seguir instrucciones: "Hay que bajar las escaleras pegados a la pared y sin correr ni gritar", explicó la niña.

El humo cada vez es más denso. Un coche blanco entra en el centro: "Esto no estaba preparado", afirma el técnico de Protección Civil del SEPA, Fernando Crespo. Es el coche de la empresa encargada de revisar la caldera, que justo ayer pasaba por el centro para una revisión: "Tuvimos que tranquilizarlo", señalaron desde el centro. Empieza el recuento: 109 alumnos. Están todos fuera.

Pasado el susto, las sirenas siguieron sonando. Sara Menéndez ya tiene claro su destino: será médica en la UVI-Móvil. Y los bomberos y policías, con tantas vocaciones que despertaron, tienen el relevo asegurado. Miguel Strogoff, después de la práctica, siguió sin soltar prenda.