"El gran Gatsby", el clásico de la literatura escrito por F. Scott Fitzgerald, tomó ayer vida en Mieres. La perniciosa burguesía americana de los despreocupados años 20 llegó al Antroxu local con alguna variación. Para empezar, la puesta escena no se inspiró en Long Island (Nueva York), sino en Barcia, ganando así en distinción y en finura. Desde Valdés llegaron casi medio centenar de figurantes entregados todos ellos al frenético ritmo del charlestón. Fue un Antroxu de mina y mar, ya que no faltaron las referencias a la defensa del sector minero ante su incierto futuro.

"Somos integrantes de un grupo de baile y hace tres años decidimos organizarnos para disfrutar del carnaval todos juntos", explicó Marta Rodríguez, encargada de mantener el compás del foxtrot. La carroza de "El gran Gatsby" fue una de las que encabezó el desfile del Antroxu mierense, al que no le faltó artificio, colorido y buen humor. Para diferenciarse del Carnaval de Cádiz o del de Tenerife, la fiesta local introdujo efectos especiales cuya adquisición resulta muy costosa económicamente en el sur: la lluvia acompañó a la comitiva de carrozas y charangas en su bullicioso paseo por Mieres. "Hay que estar preparado para todo. Las costas del norte son húmedas e inhóspitas", apuntó uno de los integrantes de una avanzadilla vikinga. Unas huestes que, con lluvia o sin ella, no se cansan de saquear estos territorios. "Llevamos tres años seguidos disfrazándonos de los mismos, pero es que nos da pereza hacer otro disfraz", reconocieron varios de los integrantes del grupo tras ser descubiertos por un trabajador municipal.

Los Carnavales de Mieres puede que no tengan la espectacularidad de los de Río de Janeiro (Brasil) o los de Tenerife, pero no hay duda de que son muchos los mierenses y visitantes que disfrutan preparando esta fiesta y, sobre todo, participando activamente en ella. Centenares de jóvenes asaltaron ayer las calles desde primero de la tarde. El gran desfile-concurso, que arrancó pasadas las ocho y media y que transcurrió por las principales calles de la ciudad hasta llegar al parque Jovellanos, convocó a charangas, carrozas y muchos participantes a título individual o integrados en pequeños grupos.

El Basket Lena participó con una espectacular carroza con motivos orientales y adornada con la cabeza de un enorme dragón rojo. De Serín llegó un grupo de jóvenes dispuestos a recrear la fiebre por el juego propia de Las Vegas. Varias carrozas representaron al valle de Turón, una de ellas bien dentada para recordar a los más pequeños la necesidad de cepillarse bien cada día. Ya pasaba de las diez de la noche cuando don Carnal comenzó la lectura del testamento y últimas voluntades de la Truchona del Caudal, que acabaría pasto de las llamas.