La Colladiella es un punto de confluencia. En el alto de este monte se dan la mano los concejos de Mieres, Langreo, San Martín del Rey Aurelio, Laviana y Aller. Este lugar de encuentro está coronado por un monumento emblemático. Dos mineros miran el horizonte abrazados. Posan orgullosos y vigorosos en esta encrucijada de vientos y caminos. Este enclave fue levantado en 1972 gracias al empeño de un modesto maestro escuela. El turonés Desiderio Fernández Suárez se empeñó en levantar en La Colladiella un monumento dedicado a los mineros y lo consiguió. Fue una de las muchas iniciativas que puso en marcha en favor de este valle mierense. Ayer, recibió un cálido homenaje en una conocido restaurante de Turón.

"Desiderio hizo muchas cosas por Turón sin pensar en otra cosa que en el bien común", señaló ayer su amigo Baudilio Martínez, uno de los organizadores de homenaje, que reunió a más de setenta personas. El Ayuntamiento se sumó al acto, entregando al agasajado un placa conmemorativa. Carlos Cuesta, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, dedicó a Desiderio una cariñosas palabras, definiéndole como "un hombre de pueblo, próximo, estimado, cumplidor y honrado". Así, remarcó que con su " traza de paisano de raza concitó cientos de voluntades y logró objetivos de gran hondura".

Desiderio Fernández es natural de San Andrés. Estudio en el Colegio La Salle, donde más tarde ejercería como maestro durante 16 años. No picó carbón, pero la mina la lleva tatuada a fuego en la piel. Su padre fue minero y también lo fueron sus dos hermanos. Uno de ellos, Saladino, falleció en un accidente, y el otro, Celestino, debilitado por las mojaduras enfermó de un riñón: "Al final se tuvo que operar, pero le quitaron el riñón bueno y apenas sobrevivió unas semanas".

Este maestro de escuela imbuido por el férreo sentimiento de "turonía" que impregna a todos los habitantes del valle combatió las desdichas con dedicación y amor a la dura tierra que pisaba. Llegó a ser alcalde pedáneo e impulsó numerosos proyectos sociales, mejorando caminos y rehabilitando inmuebles en ruinas. Organizó las fiestas de San Andrés y el concurso de siega, e impulsó la fiesta de la convivencia de las cuencas mineras. Pero su mayor logro fue impulsar la construcción del "Monumento al minero" de La Colladiella, así como la mina imagen que se encuentra en las inmediaciones. Al tiempo logró el desarrollo de una senda en la zona: "Por desgracia todo se está perdiendo, no se cuidan las cosas", lamentó ayer Desiderio Fernández, que actualmente vive en Sama y tiene 81 años.

Aunque viva en Langreo, sigue supurando por cada herida que se abre en su valle natal. A estas alturas, este rincón mierense está casi desangrado: " De este suelo se arrancaron miles toneladas de carbón y, a cambio de este enorme sacrificio, no se ha recibido nada". Fernández reclama compromiso y justicia para compensar a Turón: "Qué menos que construir una buena residencia para que los viejos mineros puedan descansar". Ayer se reencontró con viejos y nuevos amigos. Durante unas horas Turón recuperó su viejo esplendor, reviviendo los tiempos en los que todos los caminos confluían en el alto La Colladiella.