La central térmica de La Pereda, que tiene una potencia de 50 MW, está equipada con una caldera de lecho fluido circulante atmosférico que permite quemar materiales de bajo poder calorífico. El combustible utilizado en esta central eléctrica de Hunosa es una mezcla de carbón y estériles procedentes de antiguas escombreras mineras. Durante más de una década, Hunosa utilizó los estériles de la gran escombrera de Reicastro, situada cerca de Ujo, hasta que se agotaron (ahora esos terrenos se han convertido en un polígono industrial que de momento no tiene empresas). Posteriormente, Hunosa aprovechó los estériles de la escombrera de Villallana, en Lena, cuya explotación comenzó en 2004 y se realizó con métodos similares a los de una mina a cielo abierto. Ahora los estériles llegan desde Figaredo.

El problema es que las reservas se acaban y Hunosa debe buscar otros combustibles. Por eso están probando el funcionamiento de la térmica con lodos y compostajes. Se está analizando tanto el poder calorífico como la contaminación generada, en principio, menor que con el carbón. Otro objetivo sería poder utilizar combustible sólido recuperable (CSR) procedente de residuos, pero este combustible todavía no está disponible.