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En esa sala hay una cafetera con café que se ha quedado frío. Tres sofás que parecen cómodos, pero con poco uso, y una mesa puesta. Es la sala de descanso de Urgencias, en el Hospital Álvarez Buylla de Mieres. Hay tres tazas sin manchar porque los médicos han tenido poco respiro. Fuera, se escucha una voz de hombre.

-Si hay algo, avisadme, voy a tomar un café.

-Vale, Carlos.

Entra en la sala un chico joven con bata blanca. Es Carlos González Mallada, Médico Interno Residente (MIR) del área sanitaria VII. Es R-4 -residente de cuarto y último año- y se percibe en su gesto que ya ha aprendido la lección de salvar vidas y la pena de perderlas. Camina decidido por los pasillos de urgencias y accede a que LA NUEVA ESPAÑA le acompañe en parte de su jornada laboral. Este morciniego de 29 años, podría pasar a la historia como el último MIR de Mieres: el Gobierno central ha decidido suspender el programa en el Álvarez Buylla por un cálculo cuantitativo que no se ajusta a la realidad de la calidad de su formación. La resolución está recurrida y Carlos González espera que el Ministerio de Sanidad rectifique: "Éste es un gran programa, he estado arropado por grandes profesionales", afirma.

Así es este joven. Habla poco, pero parece encontrar siempre las palabras acertadas. En su último año como residente, rota en el centro de salud de Moreda y el hospital Álvarez Buylla. Hoy ha cubierto el turno (de 8 a 13 horas) en Medicina Interna. Acaba de empezar la guardia, que se alargará hasta las ocho de la mañana. Veinticuatro horas de trabajo, sin descanso.

"Todo el mundo debería de hacer una guardia una vez en su vida. Es toda una experiencia", dice Ramón Rodríguez, jefe del servicio de urgencias, tutor del programa MIR y camarero accidental en la sala. Está sirviendo el café para Carlos González y para la doctora Sonia Bernardo, también tutora del programa MIR, que entra ajetreada: "Creo que tengo ahora cinco minutos", afirma. Los descansos llegan con cuentagotas: "Es casi imposible parar durante una guardia", asegura el joven MIR.

Palabra de doctor. No pasan cinco minutos antes de que le llamen. Una mujer llega a la sala de triage con dolor torácico. "En Urgencias, lo que más he atendido son dolencias potencialmente graves", afirma el MIR, caminando con prisa para realizar un electrocardiograma. "Los R-4 están preparados para todo, pueden atender cualquier urgencia. Siempre estamos a su disposición", explica Ramón Rodríguez. Juntos revisan el resultado, todo está en orden.

De vuelta a la sala. Un compañero bromea con Carlos. "Le llamamos 'El último Mohicano', es el último MIR que nos queda". Sonia Bernardo interviene: "Esperamos que el Gobierno central de marcha atrás, los datos que manejan no se ajustan a la realidad". La razón que esgrime el Ministerio es que no hay suficientes partos al año. Verdadero sobre el papel, falso en la formación de los residentes: en Mieres ven y atienden más partos que en hospitales más grandes. Carlos González recuerda una decena y pone acento en que el servicio del Álvarez Buylla tiene renombre. "En una guardia, a las cuatro de la mañana, llegó una mujer desde Gijón para dar a luz aquí". Actualmente, médicos MIR del HUCA rotan en el servicio de Ginecología de Mieres.

Llevan un busca, pero suelen recibir los avisos de sus compañeros del control de enfermería o desde el triage. Su localizador no suena tanto como los que llevan los médicos de la tele.

- ¿Ven alguna serie de médicos?

-Alguna sí, reconocen. Aunque advierten de que la mayoría de las que se emiten ahora, como "Anatomía de Grey", "son fantasmadas". Salvan "Turno de noche" y "Centro Médico". A Ramón González le parecía "bastante realista" la serie "Urgencias". "Las que parecen muy bonitas, son las que menos se parecen a la vida real", reconoce el doctor.

Hay menos finales felices y más dolor. Carlos González recuerda la carta de Sara Yebra, la MIR asturiana que escribió una carta viral sobre la pena, sobre el sufrimiento. Sobre todo lo que no se aprende en la universidad. "Desde luego, el dolor emocional es complejo. Eres médico y eres humano, tienes que afrontarlo y no huir", apunta el joven MIR.

Le espera otra urgencia, una patología respiratoria agudizada. Trabaja con un sistema de ventilación mecánica no invasiva pionero en la región. Tiene que empezar la intervención, es el momento de dejar al doctor trabajar.

Ramón Rodríguez está en el pasillo, camina hacia la puerta y pregunta: "¿Qué os ha parecido?". "Mejor que 'Anatomía de Grey'", respondemos.