Los alumnos de la Escuela de Hostelería del IES Valle de Aller han desterrado el mito de que el agua no tiene olor, color ni sabor. Y lo hicieron gracias al curso de cata de aguas que ayer les ofreció Olaya Martínez, responsable de comunicación de agua de Borines. El seminario fue organizado por el grado medio de Servicios de Restauración que ya ha hecho en el pasado otros cursos de cata de vinos, quesos, aceites o cervezas.

Si el sumiller es un experto en vinos, el de agua se denominaría "hidrocatador", como explicaba ayer Martínez, quien quiso dejar claro que "no todas las aguas son iguales, sino que guardan matices, aunque no es tan marcado como con el vino o con el aceite", Por eso, las catas de agua "son más subjetivas, que yo note más frescura que tú en un agua no quiere decir que yo esté en lo correcto y tú no". La principal diferencia entre las aguas viene por su composición química, que no siempre es la misma. Y por ello hay aguas de mineralización débil, indicadas para determinadas dietas, duras, blandas... "que pueden compaginarse con carnes o pescados, como ocurre con los vinos".

El curso se inició la semana pasada con una primera parte teórica donde los alumnos aprendieron la diferenciación de las aguas. En la sesión de ayer se realizó el análisis sensorial, es decir, las catas. Para ello, los participantes tuvieron que utilizar los sentidos de la vista, el olfato y el gusto; y puntuar del 1 al 5 características como la transparencia, la efervescencia en el caso del agua con gas, el olor, la frescura, la suavidad y la sensación de sales. En este caso, utilizaron seis aguas distintas, siendo tres de ellas asturianas. La experiencia, como apuntó Martínez, "les valdrá en el mundo laboral para que no les den gato por liebre y sepan siempre qué agua utilizar en función del cliente". Así lo apreció Saray Fernández, quien aseguró que "está siendo muy entretenido y la verdad sí que se nota la diferencia". Más complicado lo veía José Luis Rodríguez, que también está en el grado de Servicios de Restauración: "me ha costado un poco diferenciarlas, pero estoy convencido de que me será muy útil en el futuro". Una opinión que también compartía Daniel Cueva al asegurar que "está bien conocer qué tipo de agua podemos ofrecer al cliente". Tras la cata de agua, el grado medio de Servicios de Restauración, que este año tendrá a sus primeros graduados, está preparando un curso de tirar cerveza.