La fiebre de los museos se hizo sentir en el Ayuntamiento de Mieres durante los primeros años del siglo. Fueron muchos los proyectos que se desarrollaron para, tiempos después, comprobar cómo la oferta cultural no encontraba la demanda esperada o, simplemente, su sostenimiento económico resultaba inviable. La tozuda realidad es que el consistorio se ha visto obligado a propiciar el cambio de uso de inmuebles en principio ligados al entorno cultural para potenciar iniciativas más pragmáticas surgidas desde el ámbito social.
La Casa Duró y el chalé municipal de la calle Numa Guilhou proyectado como sede del fallido Museo de la Tonada son dos claros ejemplos del cambio tendencia. Ambos inmuebles han recuperado la utilidad tras fracasar como referentes culturales. La Casa Duró es desde finales del año pasado la nueve sede de Proyecto Hombre. Esta entidad asistencial se vio obligada a dejar la desgastada casa Rectoral de la calle Jerónimo Ibrán. Con este traslado, la vieja casona situada en la plaza de El Carmen pudo recuperar la actividad tras un largo periodo de tiempo cerrada.
La Casa Duró fue hasta finales de 2011 el principal centro artístico de Mieres. El Ayuntamiento lo cerró alegando que el coste de mantenimiento era demasiado alto. Las instalaciones han estado más de seis años clausuradas, sin albergar ningún tipo de actividad, hasta que Proyecto Hombre apareció. Antes, fracasó otra iniciativa ligada a la cultura. A lo largo de estos años se han buscado alternativas para reabrir el inmueble. El traslado de la pinacoteca del instituto Bernaldo de Quirós fue la opción que con más fuerzas y durante más tiempo se valoró, pero la falta de entendimiento con la consejería de Educación truncó finalmente la iniciativa, lastrada por el rechazo de la actual dirección del citado centro formativo a ceder su valiosa colección de arte moderno.
El chalé municipal de la calle Numa Guilhou también tendrá pronto un uso social tras fracasar el proyecto del Museo de la Tonada. La asociación "Santa Bárbara" está en pleno proceso de traslado: "Este edificio nos ofrece muchas ventajas ya que es mucho más amplio que nuestra antigua sede y facilitará la conservación de las colecciones que hemos atesorado con el tiempo", explicó ayer Felipe Burón, presidente del colectivo. La asociación, que cuenta en la actualidad con unos 1.500 socios, recuperó la tradicional fiesta minera a principios de la pasada década. La celebración prácticamente agonizaba y el colectivo ha logrado revitalizarla, dándole un papel relevante en el calendario de celebraciones de Mieres. Además, también organizan, con éxito, la cabalgata de Reyes.
