"Mandaban ellos, pero siempre resolvíamos nosotras". Con esta lapidaria frase resumía Cándida Fernández, maestra de escuela durante más de cuarenta años, la situación vivida por las mujeres que impartían magisterio bajo la dirección siempre de hombres.

Morcín celebró en un abarrotado salón de actividades múltiples de La Foz, el Día Internacional de la Mujer con una interesante mesa redonda, organizada por la Concejalía de Cultura que dirige María Perera, en la que dieron sus testimonios cinco maestras de generaciones distintas nacidas en el propio concejo: Cándida Fernández (Busloñe 1935), Ana María Martínez (El Praiquín 1936), Elena Suárez (La Piñera 1944), Montse García (El Palacio 1958) e Inés Fernández (El Molín de la Puente 1967).

Cándida Fernández comenzó a dar clases en 1958 en la escuela de La Piñera. Luego ejerció durante veinticuatro años como maestra de niñas en Las Mazas "un pueblo al que tengo mucho cariño y en el que sentí muy feliz y querida". Finalmente, se jubiló como docente en el colegio público de Soto de Ribera.

Ana María Martínez Allende inició su trayectoria profesional en 1959 como sustituta provisional de Gracielita en La Foz y de Doña Carmen en La Collá. En 1963 aprobó las oposiciones y fue destinada a Sotres. Con una hija de dos años -Marisol- y otro hijo de unos meses -Pablo- pidió la excedencia durante dos años para atender a su familia y su siguiente destino fue La Nueva en Langreo que estrenaba colegio al lado del pozo San Luis. "De La Foz a La Nueva, en aquella época, no se podía ir diariamente por las malas comunicaciones existentes y entonces me quedaba de lunes a sábado en Ciaño en casa de unos familiares de Pepe Luis, mi marido", afirma. Años más tarde, fue maestra en Argame cuando se estaba construyendo la carretera nacional 630 y finalmente se fue al Cabanín, en Mieres, ya con tres hijos. Recuerda que "a las siete de la mañana cogía el tren de carbón desde La Foz hasta La Pereda, luego el ferrocarril del Vasco hasta Mieres, a continuación el autobús de Recollo hasta Los Pontones y finalmente subía caminando les caleyes hasta El Cabanín para llegar antes de las nueve de la mañana. El regreso por la tarde era en el tren del Vasco desde Mieres hasta Parteayer, allí cogía la línea de autobús hasta La Foz donde llegaba a las ocho de la tarde para atender a la familia".

El primer destino provisional de Elena Suárez fue en 1967 en la escuela de San Sebastián de Morcín con alumnos entre los 5 y los 14 años a los que les impartía todas las asignaturas. Al año siguiente fue destinada como maestra a una braña vaqueira del concejo de Valdés. Afirma que "al ir para Luarca pensaba que iba a ver la playa pero la escuela pertenecía a la parroquia de Belén y estaba seis kilómetros más arriba que tardábamos hora y media en recorrer desde el pueblo de Siñeriz. Al principio, me llevaban en caballo. Era una escuela mixta y no había pueblo sino caseríos dispersos y los niños se tapaban con sacos para protegerse de la lluvia cuando iban a la escuela". Elena se trasladó luego a Dosango, en Santo Adriano y ya compró un Seat 600 para finalmente integrarse en 1976 en la concentración escolar de La Foz hasta su jubilación en 2004. Sentencia que "aquellos primeros años fueron muy duros para todo el mundo pero nosotras éramos unas privilegiadas".

Inés Fernández Cuenca, la más joven de todas, pertenece a otra generación pero ya ejerció como maestra por casi toda Asturias. Su primer destino fue en 1992 en Cerredo y también estuvo durante doce años en Cangas de Narcea. Lleva veintiséis años de profesión y en la actualidad dirige el Colegio Público de Riosa. "Antes las maestras dedicaban todo el tiempo a la educación de los alumnos y ahora tenemos mucha más burocracia y dedicamos casi más tiempo a cubrir papeles", señala. "Algunos cuando vienen preguntando por el director del colegio todavía se extrañan cuando ven a una mujer", afirma sonriente. A Inés, como alumna, ya le tocó estudiar en colegios mixtos exceptuando el bachiller que cursó en el Instituto Femenino de Oviedo. "Antes, una maestra daba clase de todas las asignaturas y ahora se lleva la especialización".

Montse García, que ejerció como moderadora del coloquio, comenzó como docente en 1985 en Oviedo en el Colegio de La Gesta y luego en el Baudilio Arce donde impartió clases a varias generaciones de una misma familia. "Aunque soy de pueblu siempre fui maestra en Oviedo y siento pena por no haberlo hecho". García recordó el origen de celebrar el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer que fue reconocido por la ONU en 1977.

Cambios de ley

Ana María Martínez, volvió a coger el micrófono para decir "que mi mayor alegría profesional fue cuando vine de maestra a mi propio pueblo, La Foz, donde me jubilé hace veintiún años". También denunció que "sufrimos cambios de ley de todo tipo ya que con cada gobierno siempre cambiaba la Ley de Educación".

El coloquio finalizó con una proyección de fotografías antiguas de las escuelas de Morcín desde 1925 hasta la actualidad. Fe González, a sus 104 años, la "tatarabuela coraje" de Morcín y vecina de mayor edad del concejo, no quiso perderse el acto del Día de la Mujer y allí estuvo presente como una más reivindicando el importante papel desempeñado. Las mujeres de la asociación "So La Malena" prepararon un refrigerio para todos los presentes. El ímpetu y la fuerza de las mujeres de Morcín quedaron bien patentes un año más con motivo de la celebración de su Día Internacional.