Tras su presentación hace escasas fechas, arrancó el programa de actividades promovidas por la Asociación "Amigos de Mieres" en celebración de su 50 aniversario. En esta ocasión, tuvo lugar la charla coloquio titulada "El asociacionismo cultural, ayer, hoy y mañana", un acto que contó con la colaboración del Ayuntamiento de Mieres y el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas.

El economista y miembro de la asociación organizadora Darío Díaz actuó como moderador del acto y lanzó la pregunta de si el asociacionismo cultural sigue teniendo sentido. "Hemos de reflexionar sobre lo que se hizo bien y mal y cómo podemos avanzar", indicó Díaz. El filólogo y catedrático Benigno Delmiro dio un enfoque histórico a su intervención, repasando el fenómeno asociacionista asturiano surgido a finales del siglo XIX y que, bajo el lema "O nos educamos o nos extinguimos", promovió la difusión cultural más allá de las élites, de modo que llegase a la clase obrera por medio de conferencias, cursos y lo que llegó a conocerse como Universidad Popular. "Se dijo que Asturias era la Atenas del Norte", afirmó Delmiro. "La institucionalización de la violencia a partir de julio de 1936 arrasó el movimiento cultural, que en Asturias fue especialmente golpeado y reprimido", señaló el filólogo, que describió el resurgimiento del movimiento asociativo tras la aprobación de la Ley de Asociaciones de 1964. "Las asociaciones culturales asturianas llegaron a tener más de 5.000 socios", añadió Delmiro. Por su parte, el profesor y escritor Paco Faraldo llamó a pensar más en el futuro que en el pasado, preguntándose si, bajo la actual presión mediática, es posible la supervivencia de una cultura popular basada en idearios democráticos. "Si la respuesta es afirmativa, deberíamos comenzar exigiendo el reconocimiento de las asociaciones culturales como entidades de beneficio público", reclamó Faraldo, que considera necesario el funcionamiento en red de las asociaciones, como fórmula contra la dispersión y pérdida de energía, así como la elaboración de un censo actualizado que favorezca el apoyo a las asociaciones realmente activas. "Para poder funcionar necesitamos más mujeres y más jóvenes", remarcó el escritor, que entiende imprescindible la adaptación del asociacionismo a las nuevas formas de expresión.

Acto seguido, Nacho González, vicepresidente de la Asociación Cultural "Gesto", en el mismo sentido manifestado por Faraldo, insistió en la necesidad de colaboración y apertura a las mujeres y jóvenes. "Hay que compartir espacios en vez de competir por ellos, hemos de descartar la falsa impresión de que la juventud se aleja de la cultura y es urgente la feminización de la cultura", declaró González. En representación de la Sociedad Cultural Gijonesa,

Pedro Roldán incidió en la función de las asociaciones culturales como herramientas para las demandas de la sociedad y en la necesidad de aprovechar las nuevas tecnologías para acercar a los jóvenes a la cultura. Por último, Jesús Frechoso, presidente del Club Juvenil de Mieres, describió las dificultades de la práctica del asociacionismo cultural durante el franquismo. "Fuimos el puente entre la nada y el Asociación Amigos de Mieres", recordó Frechoso, cuya entidad llegó a tener cuatro socios encarcelados.

Finalmente, el coloquio se abrió a los presentes, entre los que se encontraba una nutrida representación de asociaciones culturales asturianas, que coincidieron en el llamamiento a la incorporación y participación de las mujeres y en la reafirmación de la cultura popular como instrumento válido frente al poder.