"Me han sacado un poco distinta, pero lo que cuentan es todo verdad, así era mi vida cuando era una chavalina". Balbina García, natural de Proaza y usuaria de la residencia de mayores Santa Bárbara, en Sotrondio, era ayer una de las protagonistas del cómic que habían elaborado los alumnos del colegio Santa María del Naranco, de Oviedo, a partir de un relato de su vida. La iniciativa fue organizada por el centro en colaboración con el citado colegio y el IES Cuenca del Nalón de La Felguera como una forma de fomentar las relaciones intergeneracionales. "Queremos utilizar el arte como bisagra", explicó ayer Beatriz Antuña, directora de la residencia, quien aseguró que "es muy emocionante".

Es el tercer año consecutivo que se realiza esta experiencia creativa e intergeneracional. En esta ocasión optaron por el cómic tomando como referencia los dibujos del ilustrador blimeíno y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA Alfonso Zapico. Por un lado, los alumnos del colegio ovetense tuvieron que realizar unas viñetas de cómic con las historias personales de los residentes. Otros utilizaron una viñeta de Zapico para crear a partir de ella una historia y los últimos hicieron unas caretas. Por su parte, los alumnos del IES Cuenca del Nalón realizaron unos paneles basados en cómics del ilustrador, como su "Balada del Norte", centrados en la historia asturiana.

Ayer, los alumnos llevaron todos sus trabajos a la residencia sotrondina, donde quedarán expuestos. "Ha sido una experiencia buenísima y a los chavales les ha encantado, de hecho querían haber venido para conocer en persona a los protagonistas de sus cómics, pero no pudo ser", apuntaba ayer Inés Fernández, profesora en el colegio Santa María del Naranco. Además, el trabajo se incluye dentro del temario que los alumnos tienen porque "también tenemos que explorar el mundo del cómic".

Entre los alumnos que sí acudieron a la entrega de las viñetas estaba Raquel Muñiz, quien aseguró que "me ha gustado mucho participar, y sobre todo conocer a los usuarios". Algo que ratificaba su compañera Sara Álvarez, quien señaló que "nosotros estuvimos haciendo unas caretas muy bonitas". Los usuarios de la residencia, por su parte, estaban emocionados con los trabajos. Como le ocurrió al blimeíno Marino Robles, cuyo cómic narraba la historia de él y su hermano gemelo. "Cuando éramos jóvenes, nos intercambiábamos las novias", afirmó tras ver su cómic personalizado.