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El muro de rocas, reclamo turístico

Numerosos curiosos acuden a Anzó para ver la magnitud del desprendimiento y recorrer el camino que lo rodea

El muro de rocas, reclamo turístico

Nadie niega que el argayo caído a la altura de Anzó, en Sobrescobio, es espectacular por su dimensión. Este desprendimiento de piedras que corta el paso en el Corredor del Nalón ha atraído estos días a numerosos turistas que querían verlo con sus propios ojos aprovechando las fiestas de Semana Santa. Y no sólo eso, también para cubrir el camino renombrado como "ruta del argayón", una senda que tarda en recorrerse unos veinte minutos que sortea el desprendimiento y permite comunicar ambas partes.

Entre estos "turistas" están Mari Carmen Martín, vecina de Ladines, quien no dudó un minuto en acercarse hasta allí. "Me gusta mucho caminar y pensé en ir a ver el argayo y de paso hacer el camino que han habilitado", explicó esta mujer. En su caso, dejó el coche en la localidad de Rioseco e inició la marcha hasta Anzó. "Tardé como una hora entre ir y volver", señaló, asegurando que "ya conocía la zona, pero por la parte de arriba, no por donde está acondicionado el paso ahora; ya le he dicho a una amiga de Gijón que venga para caminar conmigo otro día por esta zona", indicó.

Otra de las personas que se dejó ver ayer por el argayo fue Rogerio Hernandes, de Laviana. Su mujer trabaja en Caleao, así que la lleva en coche hasta el desprendimiento para iniciar después la ruta a pie. Pero este hombre también aprovechó para disfrutar del camino. A pesar de ello, Hernandes considera que la ruta "tiene partes peligrosas para las personas mayores". En cuanto a la reparación del argayo, este vecino considera que "la obra va a tardar mucho, además me parece que van muy lentos con el trabajo porque estos días no se movió una máquina".

Pero estos vecinos no son los únicos "turistas" del argayo de Anzó. En el establecimiento El merendero de Anzó aseguran que "todo el día está pasando gente para ver el argayo o hacer la ruta, nosotros lo estamos notando muchísimo", apuntaba ayer Lucila Fonseca. Y es que "el que no se toma un café, pide un menú o bebe un refresco, hay mucho movimiento de gente a lo largo de la jornada", explicó.

Eso sí, aunque está siendo bueno para el negocio, Fonseca considera que "el argayo está siendo un fastidio para los vecinos, espero que lo arreglen pronto". Los improvisados "turistas" opinan lo mismo.

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