Los vecinos de la localidad morciniega de La Foz están huérfanos desde hace unos días. Y es que ha cerrado Ca Sariego, un establecimiento que llevaba en el pueblo desde hace setenta años y que echó el cierre por la jubilación de su último propietario, José Sariego, que no ha conseguido que nadie tomase el testigo para continuar con la actividad.

"Fueron mis padres quienes abrieron el establecimiento como ultramarinos en 1948, aunque en 1994 pasó a ser supermercado, con su cierre ya queda poco en el pueblo, ya que sólo está el economato de Hunosa y una carnicería", explica Sariego.

El cierre del negocio, como asegura, "ha sido una decisión dura, pero ya me tocaba jubilarme, aún así me quedo con todo lo bueno que me ha dado este negocio". Y es que, aunque su fin era comercial, "durante todos estos años hemos ayudado a mucha gente a la que no le alcanzaba para comprar la comida para su familia, así que trabajábamos a crédito, como los bancos, pero sin cobrar intereses". Una labor social que, como apunta Sariego, "ya no se da en los establecimientos actuales, donde es todo mucho más impersonal".

Jesús Sariego y Amelia Palacios, padres de José Sariego, fueron los fundadores del negocio en el año 1948. "Mi padre tenía entonces 27 años, trabajó en la mina y también era tratante de ganado, después montó una carnicería y de ahí pasó a los ultramarinos", explica Sariego. Sus padres llevaron el negocio hasta 1986, cuando se jubilaron, y fue entonces cuando su hijo tomó las riendas de la tienda. En total, el establecimiento pasó por tres locales distintos hasta llegar al actual, que se ubica en la carretera general del pueblo.

Futuro

José Sariego señala que "los tiempos han cambiado mucho, porque también hay gente que prefiere ir más a las grandes superficies que comprar en el pueblo, a pesar de que el trato es muy distinto, pero esto cada vez va a peor, de hecho, tampoco tenemos banco, a ver qué ocurre en el futuro". La jubilación de Sariego también condicionará en parte el Museo de la Lechería, ya que a partir de ahora, "sólo se abrirá para grupos, ya que no voy a poder estar allí como antes". El morciniego también aprovechó para reclamar un mayor impulso para el Museo de los Quesos, un proyecto que se debería de haber realizado en las antiguas tolvas del pozo Monsacro de Hunosa, que acaban de ser compradas por el Ayuntamiento, aunque desde el Consistorio pretenden darle un uso para los vecinos, algo alejado del proyecto original. Sariego siempre pensó que "se pueden dar ambos usos, porque el museo sería un revulsivo para el pueblo, en un momento que se necesita mucho".