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La vida educativa en los valles mineros

Un "barrio" dentro del colegio

El Teodoro Cuesta recrea un entorno urbano con tiendas y una casa para enseñar a los alumnos matemáticas y competencias para la vida diaria

Escolares en una de las tiendas que se recrean en el colegio. J. R. SILVEIRA

Aprender jugando. El colegio Teodoro Cuesta ha puesto en marcha un innovador proyecto educativo que consiste en recrear un barrio, con sus tiendas, para aprender matemáticas y adquirir competencias para la vida diaria. Además, han creado un espacio que simula una vivienda para educar en igualdad. Hoy están en "El barrio" un grupo de alumnos de varios cursos: desde Infantil hasta Primaria.

Sara Yahyane y Carmen Vázquez son las encargadas de atender a la clientela en la mercería. Gabriel Garzo necesita medio metro de cinta para coser en casa. "Lo que tenemos que hacer es medirlo y calcular el precio, sabiendo lo que cuesta un metro lo dividiremos entre dos", explica Sara. Carmen la ayuda con la tarea de extender bien la tela. "Si a mi, de pequeño, me decían que iba a estar una hora aprendiendo matemáticas quizás no me hacía tanta ilusión. Pero si me hubieran dicho que iba a estar jugando en 'El Barrio', me lo hubiera tomado de otra manera", explica el director del Teodoro Cuesta, Juan Miguel Molinero.

Es la única clase en la que hay cola para hacer cuentas. Todos quieren estar en la caja del supermercado. Y es un súper, por cierto, muy surtido. Gabriel Prada es hoy el cajero. Y hacen cola cuatro niños, que llenan sus cestas con todo tipo de productos. En la lista de la compra de uno de los clientes hay ketchup, cacao soluble y una lata de bonito. Lleva su dinero, de papel cartón, en el bolso del mandilón. "Son cuatro euros, Thiago", le dice el cajero. El pequeño busca en su monedero y entrega cinco euros. Espera por la vuelta.

"No sólo se trata de hacer números, también están aprendiendo sin darse cuenta las unidades de medida para que no les resulte más fácil en clase", señala Molinero. Sobre la mesa, Nora Moscoso juegan con unas pesas que les están enseñando las unidades de peso. Áxel y Alma Coto dividen un litro en dos vasos de medio litro hasta que los dejan idénticos. "Nuestra idea es seguir completando 'El barrio' para que sea un lugar en el que aprender y experimentar, en el que puedan adquirir conocimientos de una forma distinta", señala el director.

La última adquisición para ese aula, que no es un aula cualquiera, han sido varios microscopios. A lo largo de las próximas semanas, los pequeños trabajarán en distintos experimentos: mirar el pelo desde muy cerca, o saber cómo es la saliva bajo la lente. Además, cuentan con varios juegos de minerales. Según Molinero, "nos dimos cuenta de que estaban muy interesados en la mineralogía en una excursión que hicimos por el monte. Están encantados y quieren conocer más sobre las piedras.

La compra es cosa de todos. También que la casa esté bien ordenada. Los más pequeños tienen a su disposición otro aula en el que aprenden las tareas domésticas: desde hacer la cama hasta poner los mandilones a punto con una plancha de juguete. El objetivo es que niños y niñas perciban ya desde Infantil que las tareas domésticas son cosa de todos y que nadie "ayuda", sino que cada uno tiene que hacer su parte.

"Consideramos muy importante la creación de espacios que les resulten agradables para aprender todos los días", señala el director. Y no hay duda de que lo están haciendo bien, cuando suena el timbre los pequeños se resisten a recoger.

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