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Los misteriosos murales de Ujo

El historiador Ernesto Burgos sostiene que las pinturas descubiertas en un inmueble derruido fueron impulsadas por una cofradía en el siglo XVIII

Un detalle del mural.

¿Misterio resuelto? La aparición de unos murales en una vivienda de El Lugarín (Ujo, Mieres) con temática religiosa ha generado una gran expectación entre los vecinos. Son varias escenas, algunas representan el Via Crucis, que están pintadas en una pared interior que sacó a la luz el derrumbe del parte del inmueble durante una obra. A la espera de una investigación, los expertos del municipio ya manejan las primeras hipótesis. La de Ernesto Burgos, historiador y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, data las imágenes en el siglo XVIII y las relaciona con una cofradía que se fundó en Ujo en el año 1769. Su teoría está respaldada por las imágenes, aunque él prefiere ser cauto: "Nada se puede dar por sentado sin una investigación", afirma.

No es la primera vez que el historiador se refiere a esta cofradía. En el año 2006, en una de sus publicaciones semanales en este diario bajo el epígrafe "Historias heterodoxas", Burgos trató la historia de la cofradía bajo el título "La comida de los curas". Explicaba entonces el experto que "el encargado de su constitución fue Juan Rodríguez Rato, un fraile autorizado por el prior de Santo Domingo". Se nombró la cofradía del Rosario, aunque se determinó celebrar la fiesta el día de Nuestra Señora de La Merced (24 de septiembre). Este baile de fechas, según el historiador, se correspondía con "la disponibilidad de los religiosos, más libres al final del verano para la celebración".

Los estatutos de la cofradía establecían que tenían la obligación de colocar en la capilla de Ujo los 15 misterios del Rosario, que se presentaban en papel. También tenían el encargo de "confeccionar un estandarte para las procesiones, en cuanto hubiese dinero para ello, con la escena de Santo Domingo recibiendo el rosario de manos de la Virgen en un lado y la imagen de Santa Eulalia, patrona de la localidad, en el otro". En ningún lugar aparece escrito que tuvieran que encargar las pinturas.

Ernesto Burgos considera que el inmueble en el que han aparecido los frescos era un local en el que la cofradía guardaba sus útiles, como el estandarte de la procesión. "Era común que esos locales se decoraran con pinturas", afirma el historiador. En cuanto al contenido de los frescos de Ujo, se puede contemplar una estación del Via Crucis. En concreto, según Burgos, "se trata de la quinta estación, Simón ayudando a Jesús a llevar la cruz". Hay otro detalle que apoya la teoría del historiador: "En una de las pinturas se puede contemplar una imagen que parece corresponderse con la Virgen de la Merced".

Fue un vecino de la localidad y amante de la historia, Eusebio García Ríos, el responsable del hallazgo. Estuvo atento a las obras en la vivienda, que siempre le había llamado la atención, y fue el primero en ver los murales. Junto a Fito Fernández, lo pusieron en conocimiento del Ayuntamiento. "Actuaron de la mejor manera posible, no hay duda de que es un hallazgo importante", señala Burgos.

Es importante porque las pinturas murales escasean en la región. En las Cuencas sólo están inventariadas las de San Vicente de Serrapio, la ermita de Bendueños y la capilla y el cementerio de Soto. Estas últimas son muy similares a las que acaban de aparecer en Ujo. "Parecen obra de un pintor popular", apunta Ernesto Burgos.

El historiador, como último apunte, respalda la datación en el siglo XVIII fijándose en las ropas que visten las figuras que aparecen en los murales. ¿Misterio resuelto?

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