En enero de este año vio la luz "Homo Lubitz", el último libro del escritor gijonés Ricardo Menéndez Salmón. Publicada en Seix Barral, como toda su obra, "Homo Lubitz" es una novela que se inscribe dentro de la inconfundible poética del autor, que en esta ocasión, se amplía a través de una propuesta narrativa que transcurre en el año 2025 y que tiene como personaje central a un hombre de mediana edad obsesionado con Andreas Lubitz (el piloto que estrelló en los Alpes un avión cargado de pasajeros, el 24 de marzo de 2015).

Para presentar y hablar de su novela, Menéndez Salmón estuvo en la Casa de la Buelga de Ciaño, acompañado por los filósofos Ignacio Castro y José Parejo. El acto fue organizado por "Cauce del Nalón" en colaboración con el Ayuntamiento de Langreo y el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. Intervino en primer lugar José Parejo, que destacó cómo Menéndez Salmón "seduce con sus imágenes brillantes y su capacidad extraordinaria de plasmar la realidad y sobre todo, de dibujar ciudades y paisajes que nos hacen percibirlos como si los tuviésemos delante".

Del mismo modo, añadió que "esta novela nos ofrece la posibilidad de mirar la realidad desde un ángulo poco amable y profundamente crítico". Por otra parte, Ignacio Castro destacó que "esta novela presenta, respecto de otras del autor, una línea más argumental que podríamos definir casi como un thriller, que algunos han calificado de vertiginoso, si bien aunque muestra características propias del género, como la tensión o el misterio, también nos da la oportunidad de escarbar en la condición humana y ahondar en aquellos aspectos que más nos incomodan".

El escritor tomó la palabra para dejar patente que "en Homo Lubitz podemos encontrar una moderada distopía, ya que la acción de la novela se sitúa en 2025 y la proximidad de esta fecha hace que no haya tenido que acudir a la ficción fantástica, presentando datos que nos resultan familiares e insinuando, con cierta verosimilitud, hechos propios de un futuro inquietante".

Según Menéndez Salmón, "vivimos en un mundo incomprensible, sometido a la doble ley del accidente y del vacío y tengo la sensación de que la vida moderna escapa a nuestro albedrío, ya que no dejamos de ser marionetas manejadas por fuerzas incontrolables". El escritor enfatizó su fascinación por Asia y en concreto por China, país donde transcurre buena parte de la novela y explicó que la novela "nació durante una estancia prolongada en ese país que ha conseguido condensar más de trescientos años de historia en apenas dos generaciones".

Viajes

Tal es su pasión por el continente asiático que según manifestó, "si tuviese veinte años y ninguna atadura, me iría a recorrer Asia palmo a palmo". Y es que, para el autor "viajar nos hace humildes, nos libera de prejuicios y además nos hace ser conscientes de nuestros errores al concebir y juzgar el ser humano" Puso de manifiesto que, cuando escribe, intenta aportar "el optimismo de la tarea, que no es otra cosa que la convicción de que la literatura puede ser un buen instrumento para rebelarse". Según subrayó "en la literatura encuentro cauces de consuelo pero siempre desde la actividad".