Antonio Rubira León es licenciado en Historia Contemporánea de España y Doctor en Ciencias Políticas por la UNED. El análisis desarrollado en su tesis doctoral "Marxismo y estalinisimo en la acción política de la Segunda República española. Teoría y práctica" surgió el libro "1931-1936. República y Revolución" fue presentado en el Centro de Artes Escénicas "Carlos Alvarez Nóvoa" de La Felguera. El acto fue impulsado por la Fundación Andreu Nin con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas y fue introducido por Norberto Martín, miembro del colectivo organizador.

Martín puso de manifiesto que "estamos ante una obra innovadora que huye de los vicios en los que se ha incurrido tradicionalmente a la hora de analizar el periodo histórico de la II República". Así, destacó que el autor, "no cae en la tentación de elevar a los altares el papel de las organizaciones políticas obreras" y del mismo modo, subrayó que Rubira "analiza los hechos sin ser juez y parte, sin dejarse llevar por una posible visión sentimental de los hechos".

El historiador madrileño tomó la palabra para manifestar su "intensa emoción al estar en lo que fue el corazón y el alma de la revolución de Asturias", al tiempo que se mostró maravillado por "la grandiosidad del paisaje asturiano" y en concreto del puerto de Pajares. Rubira destacó que decidió investigar sobre los movimientos obreros y sus partidos gracias a una sugerencia del también historiador Santos Juliá y sobre todo, "a la necesidad de profundizar en el conocimiento de una situación revolucionaria que la bibliografía mayoritaria ha soslayado sistemáticamente".

Según el escritor, "la mayoría de estudios sobre el papel de los partidos obreros durante el periodo de 1931 a 1936 carecen de una visión crítica y para entender los motivos por lo que la Guerra Civil se llevó a cabo por medios exclusivamente militares por parte de los partidos obreros en lugar de utilizar los métodos revolucionarios de los trabajadores". "Es imprescindible examinar el comportamiento de la clase obrera y la intervención política de las organizaciones marxistas", dijo.

Además, según esgrimió, "los propios partidos obreros intentaron anular las milicias armadas y confiaron en ganar la guerra reforzando el Ejército Popular en detrimento del ejército revolucionario". El ponente también hizo referencia a que "la ayuda externa solo empezó a llegar cuando se aseguró el desmantelamiento del poder de la clase obrera y de hecho, las armas que llegaban no se les entregaban a las milicias armadas ni a los frentes obreros sino al Ejército regular". "Una y otra vez el movimiento obrero fue capaz de llegar hasta el máximo nivel de lucha, pero lamentablemente, chocó con unos dirigentes políticos incapaces de estructurar el modelo revolucionario". Y es que, según Rubira. "el golpe de estado de 1936 solo tenía el apoyo de la Iglesia y de 10.000 carlistas y otros tantos falangistas y sin embargo, se llegó a la gran tragedia que para el siglo XX supuso la derrota de la España revolucionaria, debido a los errores garrafales de los dirigentes de los partidos obreros".