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El vandalismo termina con la escuela de Santullano un lustro después de su cierre

El edificio, que cesó la actividad en 2013 por el absentismo escolar, está arrasado: cristales rotos, marcos arrancados y pintadas en la fachada

Estado actual de la antigua escuela de Santullano, cubierta por la maleza y con daños en ventanas, puertas y paredes. FERNANDO GEIJO

"Mira cómo dejaron esto, no hay derecho". Dos vecinos pasean cerca de la antigua escuela de la localidad mierense de Santullano. La vista es desoladora: cristales rotos, marcos de las ventanas arrancados, paredes destrozadas y maleza por todas partes. Hace sólo un lustro que el centro cesó la actividad, pero el vandalismo ha acabado con todo. El último "golpe" fue la sustracción de la placa en memoria de Benjamín Iglesias, maestro del pueblo entre 1887 y 1937. "Son unos bárbaros", claman los vecinos de la localidad. También reclaman a las administraciones que incrementen la vigilancia en la zona para "castigar" a los culpables.

Parece difícil recuperar el edificio de la antigua escuela de Santullano. Funcionó con normalidad hasta el año 2012, cuando se anunció que cerraría en el próximo curso. Atendiendo a las matrículas, el centro educativo cumplía con el ratio de estudiantes. Pero había, según anunció entonces la Consejería de Educación, "una alta tasa de absentismo escolar". Los alumnos de Santullano fueron trasladados al colegio público Llerón-Clarín. La escuela, por tanto, cerró sus puertas definitivamente en el año 2013.

Un lustro ha sido suficiente para que el edificio esté prácticamente en ruinas. Aunque la mayor parte del mobiliario se recogió ya entonces, y fue trasladado a otros centros de la región, hay algunas sillas y mesas tiradas en las antiguas aulas. Todas las ventanas están rotas, con los cristales esparcidos por el entorno y quedan pocos marcos aún en su sitio. También hay daños en las puertas, reventadas, y pintadas en las paredes. Es evidente que alguien ha entrado al lugar. De hecho, según testigos, se han celebrado varios "botellones" entre las paredes de la antigua escuela.

"Nos da mucha pena que el edificio esté así, es parte de nuestra historia, y tenemos miedo de que alguien pueda resultar herido al intentar entrar", afirman los vecinos. Preocupación y pena casi tan grandes como la indignación de ver el lugar "asolado". El busto en memoria de Benjamín Iglesias, en el entorno de la antigua escuela y la capilla de Villarejo, ya había sufrido daños hace tiempo. De hecho, la figura se recuperó después de que fuera arrancada del lugar y ahora está custodiada por el Ayuntamiento de Mieres. La placa desapareció, hace unos días, del monolito. Había sido un regalo "humilde" de los antiguos alumnos para el profesor, que dejó huella en varias generaciones "por su buen talante con la comunidad educativa".

Atrás quedan los proyectos para el centro educativo y para la localidad. Sólo dos años después de que la escuela cerrara, cuando se denunciaron los primeros actos vandálicos y robos en la antigua escuela, la asociación de vecinos de la localidad había propuesto la reutilización del espacio. Habían sugerido un centro para la formación de desempleados o su ocupación como residencia para personas mayores. "Ahora es imposible pensar en eso, ya no queda nada", lamentan.

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