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ARSENIO FERNÁNDEZ-NESPRAL | Hijo del cantante "El Polenchu", que tendrá una plaza en El Entrego desde este domingo

"Mi padre fue un innovador de la tonada, dentro de la ortodoxia"

"Es un honor que el Ayuntamiento, con todos los grupos por unanimidad, decidieran dar el nombre de El Polenchu a una plaza"

Arsenio Fernández-Nespral, ayer, en El Entrego. FERNANDO RODRÍGUEZ

Arsenio Fernández Nespral, "El Polenchu", nació el 28 de diciembre de 1909, y murió en 2004. Se casó con Zulima Fernández, y tuvo tres hijos: Mari, Isabel y Arsenio (la segunda ya fallecida). Trabajó en la mina, en Nespral y Compañía (los pozos Entrego, Sorriego, la Revenga), primero como bombero y después como jefe de cuadras. Pero fue, sobre todo, un gran cantante y maestro de la canción asturiana. Autodidacta, gozó de una carrera musical de más de siete décadas. Por su dedicación a la tonada, el Ayuntamiento de San Martín ha decidido poner su nombre a una plaza en El Entrego. El monolito se inaugura este domingo. Su hijo Arsenio Fernández-Nespral siguió la estela del padre en el mundo de la canción, pero en su caso, más inclinado hacia el mundo coral. Cantante en el Cuarteto Torner, en nombre de la familia afirma que están "muy orgullosos" de que se recuerde a su padre.

- La música ha estado muy presente en su casa...

-Mi hermana Mari, con su marido, que se llamaba Enrique, cantaba en la coral que hubo en El Entrego en los años 50 y 60, la coral de Educación y Descanso. Lo hacía muy bien. Ella y yo heredamos la afición por la canción de mi padre, yo me incliné, por la influencia de esta coral, por la música polifónica. Escuchar estas voces tan conjuntadas siempre me parecía algo imposible. Y en casa... Mi padre era un maestro de la canción asturiana, también cantaba perfectamente flamenco. Cuando escuché por primera vez al famoso "Angelillo" (cantante de coplas y flamenco fallecido en 1973), en una grabación, cuando empezó a cantar, pensé que era mi padre.

- ¿De dónde le vino a su padre el amor por la canción asturiana?

-Fue algo innato, a los 14 años iba a un bar, junto al pozo Sotón, a Casa Misiel, era el único de El Entrego que tenía gramófono, con discos de pizarra de los grandes de aquella época, escuchaba a "El maragatu", a Quin el Pescador, a la Busdonga... Escuchando las canciones las fue aprendiendo, y era muy purista, iba nota por nota, con la extensión y duración que había escuchado. A partir de ahí empezó a cantar, y con 18 años se presentó a un concurso en Langreo y lo ganó.

- Y ya no paró.

-Después ganó mas certámenes, en Sotrondio, El Entrego, varios más en Langreo, en Zamora, donde hizo el servicio militar, con cientos de asturianos, hicieron un concurso y lo ganó. Ya de mayor recibió muchos homenajes, como el "Urogallo de Bronce" del Centro Asturiano de Madrid, el del primer concurso "Ciudad de Oviedo", el del Coro "San Andrés"...

- Dejó un importante legado en forma de discos...

-Grabó en total 26 canciones en dos "singles" y un LP, con las firmas Odeón, Columbia e Hispavox. De ellas, trece son originales, letra y música. Porque él innovó en la canción asturiana.

- ¿Se echa de menos un poco de iniciativa para componer nuevos temas?

-Pienso que sí, es una cosa que hoy en día se echa algo en falta. En los concursos los intérpretes cantan siempre los mismos temas. A su manera, mi padre fue innovador, dentro siempre de la estricta pureza de la canción asturiana, con temas nuevos, dentro de la ortodoxia, ampliando el repertorio.

- También era maestro de cantantes, ¿le enseñó?

-Si claro, también. Él amaba la canción asturiana, con Zulima fue el gran amor de su vida. Había muchos cantadores de aquel tiempo que venían a El Entrego a cantarle los temas para que los escuchase y emitiese su crítica. Entonces mi padre, además de decir si bien o mal, lo que hacía si no le parecía que lo hacía bien, cantaba él el tema. Les daba una clase práctica. Entonces en el famoso Bar Concheso, cuando lo llevaban Pelayo y Alicia, vinieron muchísimos cantantes de toda Asturias a aprender. Él lo hacía desinteresadamente. También enseñó a muchos jóvenes de forma altruista. Siempre que cantó nunca ganó un duro. De aquella los cantadores, a no ser "El Presi", que yo conozca, cantaban todos desinteresadamente , no había contratos como hoy en día, cuando hay una fiesta, te contratan y te dan un dinero. De aquella, esto no existía.

- De maestro a jurado...

-También presidió muchos jurados, en Blimea, El Entrego, Laviana, incluso en Gijón, con Silvino Antuña (otro maestro de la tonada), eran muy amigos. Con él y con el compositor Sergio Domingo fueron el jurado del concurso de Butano, el mejor dotado de la época, en los años 70, tenía unos premios enormes para la época. Allí se hizo amigo de Sergio Domingo, luego me lo presentó.

- ¿Fue ahí cuando comenzó la colaboración de Sergio Domingo con el Coro "San Andrés"?

-Sí, fue a través de esta amistad. El coro se fundó en 1974, y Sergio Domingo vino con nosotros en 1976. Murió el mismo día en el que le íbamos a hacer un homenaje en El Entrego, en 1977. Fue una situación difícil.

- ¿Cómo surgió la iniciativa de poner el nombre de "El Polenchu" a una plaza?

-La asociación promotora, la Asociación de la Canción y el Folklore Valle del Nalón, ya había logrado poner una calle en Sotrondio a su gran amigo, Silvino Antuña. Escribí un artículo en LA NUEVA ESPAÑA dando las gracias a la Corporación por conceder este honor y la Asociación, con Pepe Rozada, se puso en contacto conmigo y me dijo que Silvino había pedido una calle para mi padre en El Entrego. Él entonces se ofreció, con la Asociación, a seguir adelante con la propuesta. Y tuvieron éxito, así fue la historia.

- ¿Qué le parece a la familia?

-Es un honor, una gran satisfacción, yo lo veía difícil, porque poner de acuerdo a cuatro grupos políticos en cualquier cosa es complicado. Y todos lo apoyaron por unanimidad, mostraron una gran sensibilidad.

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