Sobre el acoso escolar hay mucha literatura, con infinidad de estudios y protocolos que, hasta la fecha, no han logrado atajar el crecimiento de un problema que en el ámbito escolar afecta a todos los niños. Y es que todo niño se integra en uno de los tres perfiles: víctima, acosador o testigo. Sergio Fidalgo es un mierense que en su momento sufrió lo que ahora se conoce como "bullying". Ayer pidió que la sociedad no mire para otro lado cuando se percibe un abuso grave: "Es duro ver que te insultan y te intimidan y la gente no reacciona".

Sergio Fidalgo participó en una charla sobre el acoso escolar organizada por el PSOE de Mieres. La Casa de Cultura acogió un encuentro en el que también participaron Francisco Laviana, director general de Ordenación, Académica e Innovación Educativa, Julio César Perdiguer, orientador del IES Bernaldo de Quirós, Jorge Santomé, profesor, y Clara Díaz, presidenta de la Federación Asociaciones de Madres y Padres de Asturias.

Francisco Laviana explicó que para localizar el acoso hay que acotarlo a través de tres premisas: "Debe haber violencia de cualquier tipo, debe producirse de forma reiterada y también debe existir una relación de dominio, bien físico o bien psicológico". Circunscrito el problema, subrayó que el principal avance a la hora de tratarlo es que ahora no se esconde: "Durante mucho tiempo se le dio la espalda al problema, trivializándolo con el pretexto de que era algo que siempre había sucedido". Aún así , siguen aflorando una minoría de casos en Asturias, según reconoce la propia administración.

Ayer, en Mieres, se hizo visible uno, el de Sergio Fidalgo, quien sufrió en su niñez persecución y acoso por parte de sus compañeros de colegio: "El acoso suele empezar muy pronto, con cinco o seis años, y el primer paso suele llegar con algo en apariencia insignificante, como que te pongan un mote, que en estos casos suele ser despectivo". Él lo pasó realmente mal: "Te das cuenta de lo que está pasando y afecta a tu manera de actuar y de pensar". Fidalgo ha logrado superar una infancia difícil, integrándose sin secuelas en la sociedad. Otros muchos no lo han conseguido: "El apoyo de la familia es muy importante. Quien tenga niños en casa debe estar pendiente de que todo va bien en el colegio más allá del rendimiento académico. Hay que preguntar al niño, interesarse por lo que le pasa". La solución al problema no es nada sencilla. En el caso de Sergio Fidalgo tuvo que buscar amistades fuera de Mieres. Clara Díaz tiene claro que el conflicto debe intentar solventarse en su propio contexto antes de saltar a estamentos judiciales: "El primer paso cuando se detectan síntomas de acoso es ponerlo en conocimiento del tutor y de la dirección del centro, evitando el enfrentamiento personal con el acosador y su familia. No es conveniente acudir a una vía judicial saltándose esta fase", señaló la portavoz de padres y madres de alumnos. El "radar" familiar no debería limitar a la búsqueda de víctimas, sino también de acosadores. El teléfono móvil puede ser una buena herramienta: "El 74 por ciento de los estudiantes asturianos reconocen que sus padres nunca les miran el móvil", apuntó Laviana.