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El campus de Mieres, del dicho al hecho

Barredo, inmerso en la polémica por el grado de Deporte, se inauguró para tener 6.000 alumnos y no llega a 900

El exrector Juan Vázquez saluda en 2002 al entonces Príncipe Felipe, con Vicente Álvarez Areces, Rodrigo Rato y Misael Fernández Porrón. LNE

El campus de Mieres se encuentra en la encrucijada. La encendida reivindicación local para que el complejo universitario acoja el grado de Deporte, al que también aspira Gijón, es sólo el último paso de un camino que parece no llevar a ninguna parte. Al Ayuntamiento ya se le ha acabado la paciencia y, esta vez, ha logrado que la indignación se extienda por todo el municipio, con cientos, tal vez miles, de carteles en comercios, bares y espacios públicos pidiendo un impulso definitivo para Barredo. El Alcalde está incluso decidido a descabalgarse del proyecto del área Metropolitana si las quejas siguen generando únicamente palmaditas en la espalda. "No se trata únicamente del grado de Deportes, es el trato que está recibiendo la expansión universitaria . Si no quieren el campus de Mieres, que lo cierren", señala Aníbal Vázquez.

Quien analice el actual conflicto en que se encuentra el campus de Mieres desde un punto de vista enfocado en la disputa localista generada en torno al grado de Deportes seguramente considerará que todo se ha sobredimensionado. Para entender la exacerbación que envuelve a la sociedad mierense es conveniente valorar lo que va del dicho al hecho. El campus de Mieres cuenta en la actualidad con unos 900 alumnos, un cifra que dista mucho de los 6.000 previstos cuando se inauguró en 2002. Las obras fueron financiadas íntegramente con fondos mineros. La inversión llegó a los 132 millones de euros. Y todo para que Mieres tenga ahora menos alumnos universitarios de lo que tenía la antigua Escuela de Minas, que se cerró con bastante más de un millar de matrículas.

Para tener una perspectiva de los incumplimientos que arrastra el campus es suficiente con retroceder al 10 junio de 2002, fecha en la que se inauguró el edificio central de Barredo. Acudió Felipe VI, por entonces Príncipe de Asturias. Fue un acto suntuoso al que no falto nadie, desde el Obispo, pasando por el por entonces ministro Rodrigo Rato, y acabando por una amplia representación del tejido empresarial y social de la región. Se dijeron muchas cosas, que escuchadas tres lustros después permiten evaluar hasta qué punto las promesas se han cumplido.

Discursos

El actual soberano se mostró optimista con el futuro del campus: "No se trata de un proyecto cualquiera, sino precisamente de uno que da en la diana de un interés prioritario para Asturias: la revitalización de las cuencas mineras, es decir, abrir un futuro a lo que hasta ahora venía siendo un horizonte de desaliento y desasosiego". Y es que Barredo iba a albergar a 6.000 estudiantes. Con ellos llegarían profesores, investigadores y oportunidades económicas. Mieres tenía entonces 48.000 habitantes. La "revitalización" anunciada con el campus no ha impedido que el municipio tenga ahora 38.000.

Juan Vázquez era el rector de la Universidad. En Mieres se le considera una de los principales responsables de que el campus encallase. En 2002 analizó el proyecto universitario dando casi en el clavo. Lo que para el Rector era importante entonces es, para muchos, justo lo que ha fallado. "Hemos de concebir este campus integrado y no fragmentado del resto de la Universidad", puntualizó Vázquez. Definió Barredo como "un equipamiento único, excepcional en el conjunto del sistema universitario español". Abundó en el reto de poner en marcha la docencia. "Tenemos importantes desafíos para rentabilizar al máximo estas magnificadas instalaciones". El resultado, 16 años después, son cientos de alumnos menos de los que había antes de que el campus surgiera de la reconversión industrial, un edificio de investigación casi vacío y una residencia de estudiantes sin vida.

"Estamos ante un problema de calado territorial", ha venido remarcando Aníbal Vázquez . Lo que viene a reclamar es que el peso demográfico y socioeconómico que tienen Oviedo y Gijón, y en menor medida Avilés, hace que todos los proyectos de interés que surgen en la región acaben gravitando lejos de las Cuencas. De nuevo, lo que se dijo en la inauguración de Barredo queda en entredicho: "Es una excelente ocasión para manifestar nuestro reconocimiento a la generosa contribución que las Cuencas han brindado al desarrollo regional", afirmó el entonces presidente regional, Vicente Álvarez Areces.

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