Las estaciones de esquí no son un negocio rentable, al menos en el norte de España. Y es que los balances que cada año presentan los complejos asturianos y leoneses dejan a las claras que estos equipamientos están lejos de ser competitivos. La Diputación de León acaba de hacer público el balance de los últimos tres años, en los que ha perdido algo más de 4,5 millones de euros, es decir, 1,5 por temporada. En Asturias, las pérdidas son algo mayores, y se elevan entre 3 y 3,5 millones de déficit anuales, en función de como haya ido la temporada de esquí.
En el caso de San Isidro, las pérdidas anuales son de 1,1 millones de media. La pasada campaña, en la que hubo abundancia de nieve, el déficit fue de 657.689 euros. Sin embargo, en la temporada 2015-2016, una de las peores de los últimos años, León perdió más de un millón y medio con la estación de San Isidro. En el caso de Leitariegos, el déficit viene a ser de unos 430.000 euros al año. En el último curso, las pérdidas fueron algo inferiores en la estación del valle de Laciana, con 391.000 euros de números rojos. La Diputación de León ya ha planteado en varias ocasiones la posibilidad de poner en manos privadas la gestión de sus complejos, aunque por el momento no ha fructificado.
En el caso de Asturias, las pérdidas no se han hecho públicas, aunque el cálculo estimativo se puede realizar en base al presupuesto anual para los complejos de Pajares y Fuentes -unos cinco millones entre ambos- y los ingresos por forfaits y abonos, que sí son conocidos. Este año, las pérdidas de Pajares y Fuentes han sido algo inferiores a los tres millones de euros. Sin embargo, hubo temporadas en las que los ingresos superaban apenas el millón de euros, o que se quedaban en millón y medio, lo que eleva las pérdidas anuales medias a unos 3,5 millones.
