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Las Cuencas, en la encrucijada de un futuro sin acero ni carbón

Las comarcas mineras buscan en nuevas actividades un futuro que ya no estará ligado a la actividad siderúrgica y extractiva

El enclave de las autovías de la Meseta y la Minera, en Mieres, en una vista nocturna, con el río Caudal. MIKI LÓPEZ

Hay pasados que no acaban de pasar y se convierten en ataduras interminables. Las Cuencas afrontan el reto de reinventarse. De buscar nuevas actividades y sectores de negocio que generen empleo y riqueza, para frenar la sangría demográfica y el envejecimiento de su población. No es tarea fácil, sin duda. Hay mucho pesimismo que vencer. Pero no imposible. Tras la desaparición de la siderurgia en los años ochenta del pasado siglo y la inminencia del cierre de la minería al finalizar el año, llegará de verdad el temido momento de caminar sin ir de la mano del carbón y del acero, sin minas ni altos hornos activos, después de medio siglo de industrialización.

Las Cuencas tienen recambios económicos aprovechables, pero ciento cincuenta años de mineral y fundición pesan como una losa en el subconsciente social. Vencer la resistencia a seguir anclados en el pasado y poder levantar la cabeza para alcanzar a ver más allá de lo que no volverá, es el primer paso firme hacia el futuro.

Decenas de miles de trabajos estuvieron ligados a la gran industria. Veinticincomil cuando Hunosa fue creada, hace más de cuarenta años. Hoy emplea de forma menguante a unos 1.400. En el mejor de los casos, según el último plan de empresa diseñada por su presidenta, María Teresa Mallada (en espera de relevo), la hullera podría mantener unos 1.000 puestos de trabajo con diversas actividades diversificadoras, un pozo y una mina a cielo abierto activos. Falta por conocer los planes del nuevo Gobierno central.

Freud rompería las cadenas mineras del subconsciente colectivo con algunos datos. Las compañías tecnológicas llegadas a Valnalón (Langreo), al Centro TIC de El Entrego y al de Blimea, ya sustentan más empleos que toda la minería junta. Pero incluso es superada, no ya por la enseñanza y la sanidad públicas, sino por la hostelería y el comercio, e incluso la industria manufacturera. El plan de futuro de Hunosa diseñado por María Teresa Mallada, pero que deberá aceptar o cambiar su próximo sucesor, incluye mantener el pozo Nicolasa de Mieres para quemar su carbón en la térmica de La Pereda. Abrir una mina a cielo abierto. Apostar por las energías renovables como la biomasa y la geotermia, y aprovechar el patrimonio industrial para atraer turismo. En conjunto, mil empleos. Eso si el nuevo Gobierno no decide dar carpetazo al carbón y a las térmicas.

Sin un único motor

Esta realidad demuestra que la minería no es que no vaya a recuperar su esplendoroso pasado, sino que tampoco se presenta ya como motor económico. Así las cosas, es necesario impulsar aquellos sectores que como el turismo, las nuevas tecnologías o la agroalimentación comienzan a dar frutos, y explorar y descubrir otros susceptibles de ser rentables. Las Cuencas ya no serán más un monocultivo industrial de minas y siderurgia. Tendrá que reinventarse con diversas y variadas actividades.

No hay que perder demasiado tiempo en recordar, analizar y buscar los culpables de la triste situación actual de las Cuencas. Son de todos conocidos. Desde las malas planificaciones y políticas de reconversión, al mal gasto de los fondos mineros, o al desinterés por respaldar al sector minero, prácticamente cerrado. Tampoco hay inocentes.

Es difícil creer cuando el paro dobla la media regional, aunque los datos hayan mejorado en el último año. De los 13.355 desempleados de 2017, a fecha de hoy han encontrado trabajo unos 1.000. Aunque los sindicatos achacan la mejoría más a la fuga de jóvenes que a la creación de puestos de trabajo. Sin trabajo, la gente se va. Es otro de los graves problemas sin resolver. Los datos son necios. El pasado año las Cuencas perdieron 2.221 habitantes, casi tantos como los vecinos de Riosa. La sangría a afecta a todos los concejos. En treinta años, se fueron de las comarcas del Nalón y del Caudal un tercio de sus habitantes, unas 35.000 personas. Las causas, la falta de trabajo y la mejora de la calidad de vida con algunas lagunas urbanísticas sin resolver. La vivienda accesible es otro de los ganchos. Langreo Centro es el mejor ejemplo y La Mayacina si se hubiera construido a tiempo.

Otro problema añadido es el envejecimiento. En las comarcas mineras, uno de cada dos habitantes tiene más de 50 años, y casi uno de cada tres tiene más de 65. De los 138.681 habitantes que registraba el organismo estatal en las Cuencas, en el año 2017, apenas un 20% eran menores de 29 años. En el global de las comarcas mineras, la población infantil apenas llega al 8,26 por ciento, es decir, menos de nueve niños de hasta 14 años por cada 100 habitantes. No mejora mucho la estadística en el siguiente tramo de edad, entre los 15 y los 30 años, donde solamente se llega al 11,01 por ciento. Los tres tramos siguientes están bastante parejos en porcentaje. Así, de entre 30 y 49 años, las comarcas mineras tienen a 27 habitantes por cada cien. Entre 50 y 65, serían casi 26 personas, mientras que el mayor cupo es de mayores de 65, con casi 28 ciudadanos de cada centenar. Más de la mitad de la población de las comarcas mineras tiene más de medio siglo.

Empresas arraigadas

Pero hay razones para la esperanza, para creer en el futuro. Primero mantener y defender el tejido empresarial que sigue activo. Empresas como Thyssen, Asla, Estarglass, Rioglass, o KPS con su nueva planta en Argame, en la comarca el Caudal; y los polígonos de Langreo y San Martín, con sus problemas y luchas diarias, deben prevalecer. Y servir de llamada para ocupar el amplio suelo industrial disponible.

En el cambio de mentalidad son fundamentales los primeros pasos firmes que comenzó a dar, hace ya treinta años, el complejo de Valnalón, en sus dos facetas: ayuda a la creación de empresas y a la formación de emprendedores, incluso desde la escuela. En el periodo 1992-2017, impartió 19.831 tutorías, asesoró a 4.966 personas y a 2.338 empresas, ayudó a crear 780 empresas con un empleo generado de 1.035 trabajadores. Su plan de formación entre escolares del espíritu emprendedor, con sus diversas programas como "Una empresa en mi centro", "Taller para emprender" "Emprender en mi escuela", alcanzó ya a 539.343 escolares. Su éxito es tal que ha sido exportado, desde Langreo, a todas las comunidades españolas y a varios países. Enseña, que algo queda, y el espíritu emprendedor ayuda a buscar un futuro sin esperar que alguien, si es que viene, se lo dé.

La formación es crucial. El campus de Mieres, inaugurado en 2012 con unas magnificas y modernas instalaciones, se encuentra hoy infrautilizado. Debería albergar a 6.000 estudiantes. No llega a mil. Siempre fue huérfano de interés y atención por las autoridades. Ahora lucha por conseguir el grado de Deporte que le ayudaría a coger impulso. También tienen las cuencas una magnífica Formación Profesional, innovadora en Cocina (Aller) o Imagen y Sonido (Langreo), para abrir nuevos frentes profesionales.

Del ratón al carbón

La comarca del Nalón se intenta convertir en un polo tecnológico, modesto, quizá, pero consolidado y con posibilidades de expansión. Lo cierto es que ha sido el sector que con más fuerza ha intentado ocupar el hueco dejado por el carbón. La minería tuvo, a principios de los años 90, más de 12.000 trabajadores directos en el valle. Si bien aquellos volúmenes de empleo no han podido ser sustituidos con las empresas llegadas con la reactivación, lo cierto es que las compañías TIC han logrado superar ya el empleo en las comarcas mineras: 1.450 empleos.

El principal foco de actividad en el sector es la ciudad tecnológica de Valnalón. La multinacional francesa Capgemini ha llegado en Langreo a los 800 trabajadores, mientras que El Corte Inglés dispone de una instalación de digitalización de documentos que da empleo a 30 personas. El centro de atención telefónica, información al cliente y gestión de pedidos de TKS, cuenta con alrededor de un centenar de puestos de trabajo. La localidad de Blimea se ubica el centro de software de Informática El Corte Inglés, que tiene una plantilla de 120 empleados. Otro de los focos de expansión es el centro TIC ubicado junto al antiguo pozo Entrego. Este equipamiento da cabida en la actualidad a la firma de marketing telefónico Madison y al Centro de Nanomateriales y Nanotecnología (CINN), así como a empresas llegadas gracias a la atracción de este último equipamiento. El Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio tiene un proyecto para construir otro en sus inmediaciones, donde ahora se ubica un aparcamiento.

Las Cuencas tienen además un importante atractivo turístico con destacados espacios naturales -Parque de Redes y de Las Ubiñas, y el Espacio Protegido de las Cuencas, el cordal que divide el Caudal del Nalón- y el ligado al patrimonio industrial y minero -Museo de la Minería, Museo de la Industria, Ecomuseo de Samuño, o el Pozo Sotón, en el Nalón; mientras que Mieres prepara sus instalaciones en el pozo Santa Bárbara. También el ligado a las estaciones de esquí, Fuentes de Invierno en Aller y Valgrande-Pajares en Lena, que requieren importantes inversiones de mejora. O el próximo embarcadero del pantano de Tanes, al fin navegable. Todos con expectativas de una mejora de su aprovechamiento, sobre todo, con una adecuada promoción.

Camas turísticas

El turismo ha provocado ya que el volumen de plazas de alojamiento siga aumentando y ya se acerca a las 4.000 camas. En concreto, las comarcas del Nalón y del Caudal contabilizaban el pasado año 3.913 plazas repartidas entre 221 establecimientos. En el ejercicio anterior, la cifra era de 3.789 camas, con lo que el incremento fue de 124. El crecimiento en los últimos años ha sido exponencial e incluso se han mantenido a pesar de la crisis económica. En el año 2007, antes del ciclo de recesión, había 2.776 camas de alojamiento en las Cuencas, 1.137 menos que ahora, El aumento en el último decenio ha sido, por tanto, de un 41 por ciento.

No es desdeñable el pujante sector agroalientario que fabrica desde buenos quesos, como el Casín, a platos elaborados, cervezas artesanas y hasta ginebra, con la recobrada Kiber, galardonada en un importante certamen en Londres. Y una factoría de coches de carreras en Langreo, BRC. No son pocos mimbres para entrelazar un futuro.

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