Siete años después de la publicación de Cuentos chinos, un excelente libro de relatos, de referencia obligada en la literatura en asturiano, vuelve José Luis Rendueles con Los meyores cuentos del mundu y otres proses mongoles, de título continuista, pero lejano en la concepción narrativa adoptada.

Aquí Rendueles hace crónica del fin de un mundo, de las personas, de los sentimientos, de las ideas, de la memoria. En cada uno de estos cuentos se barrunta una historia sobre el derrumbamiento, una destrucción moral, física o psicológica. En varios relatos, los ancianos son los protagonistas absolutos desde perspectivas distintas, a cual más sugerente: «Mientres la vida siga» (descripción de la desestructuración del medio rural), «Vieyos» o «Un cuentu nazi» (estampas de un destino triste) o «Pa nun char gota», quizás el relato más logrado, por el soberbio humor que despliega a la hora de dibujar una situación, que no por habitual resulta menos trágica: el esquilmo del mundo rural por el desaforado desarrollo urbanístico.

En este relato, José Luis Rendueles utiliza un registro cómico que sostiene el interés de la trama y marca una atmósfera llena de inquietantes peligros, que se apuntan y no se concretan. El humor hace más infausto el cuadro de prevaricaciones, lucros, intereses económicos y falta de moralidad que hay tras las operaciones urbanísticas que amenazan nuestro medio ambiente. Las gentes del medio rural están acostumbradas a un mundo y son testigos de su destrucción contra la que luchan con las armas a su alcance.

Como desaparece el mundo de los personajes que protagonizan «Branu enfermu», «L'espíritu de les coses pequeñes» o «La historia más murnia enxamás contada», o desaparece el sentido de la realidad en «Coses por facer», «Una vida», «Velea» o «Caparina».

También hay sitio para los relatos de circunstancia («Fiesta de muerte», «El sangre» o «Vacunes»), y las fábulas que remiten a Las mil y una noches, como «L'aventura cabera d'Abdelesar» o «Balada del agullíu solitariu».

El aspecto más interesante del libro radica en su heterogeneidad estilística: cuentos tradicionales, posmodernos, históricos, de ciencia ficción, de terror... La alternancia de cuentos breves y largos dota de ritmo a esta singular sinfonía narrativa, mezclando humor y horror, narrativa poética y prosa realista, fantasía y costumbrismo. Los más variados registros se dan cita, como si todo el libro fuera una orquesta de treinta instrumentos (cuentos) distintos, que tocan una misma sintonía: la historia de un mundo personal y social que agoniza. Ésta es la historia de Asturias, parece decirnos, y la historia de nuestra lengua y nuestra cultura.

La virtud de semejante hazaña tiene el reverso de significar su talón de Aquiles: cada instrumento interpreta una partitura desenfadada de jazz libre, aunque descontrolada y no siempre afinada. Se tiene la sensación de que algunos cuentos deberían estar en otra colección y unos pocos en ninguna. Todos interpretan el mismo tema con diferentes melodías.

Con todo, el libro se alza con consistencia, seriedad, profesionalidad y oficio.

Muchos de estos relatos tienen significación por sí mismos, son dignos continuadores de la estela de Cuentos chinos, y suponen una aportación interesantísima a la literatura asturiana, un mundo sin atisbos de desaparición, aunque en constante amenaza.