Dentro del laberinto editorial español destaca por su propuesta Nevsky Prospects, un sello dedicado en exclusiva a la traducción y edición de obras de la literatura rusa, con una edición muy cuidada de las obras más interesantes y necesarias de la literatura eslava, menos conocida como se merece.

Al frente de la iniciativa están James y Marian Womack, quien nos pone al tanto de los orígenes y fines de la editorial: «El proyecto surgió como vía de escape al previsible futuro que teníamos frente a nosotros: dedicarnos al mundo universitario durante el resto de nuestras vidas. En realidad no teníamos ningún fin concreto, desde luego no nos planteábamos vivir de ello ni nada por el estilo. Pero queríamos contribuir algo al mundo editorial, y desgraciadamente no todas nuestras propuestas de traducciones o antologías varias estaban siendo aceptadas por los editores en ese momento. Tímidamente habíamos comenzado a ejercer como traductores para varias editoriales, además de hacer labores de «scouting» y de laboratorio de ideas, tanto en Inglaterra como en España. En un momento dado, vimos que podíamos montarlo más en serio y con nuestras ideas más descabelladas, que a la postre otros editores no veían nada claro. Decidimos lanzarnos, probar suerte. Ahora James trabaja en la Universidad Complutense, pero solo a media jornada; poco a poco vamos consolidando el proyecto».

¿Y como puede una editorial tan especializada hacerse con un hueco? «No tenemos ni idea. La gente nos dice que la editorial tiene cierta presencia, y es cierto que ha salido en algunos medios, en internet y en prensa escrita. Pero no sabemos muy bien cómo ha ocurrido. Alguna gente ha apuntado a nuestro diseño, que sin embargo nos parece a nosotros bastante clásico. El tema de prensa es para nosotros un gran misterio de momento. Creo que nos ha ayudado mucho tener una identidad definida por completo, con límites muy claros, lo que ha servido para que los lectores nos identifiquen sin problema».

Y como muestra, dos botones excelentes: Las Memorias literarias de Dmitri Grigoróvich y las Historias de Belkin, de Alexander Pushkin, considerado el padre de la literatura rusa. Dos joyas con espléndidas traducciones que ayudan a conocer más y mejor a dos genios de unas letras de inagotable riqueza creativa.