El próximo mes de junio dejará la titularidad de la orquesta Oviedo Filarmonía el maestro Friedrich Haider. Sus continuos compromisos internacionales le impiden atender como debiera los compromisos que requiere estar al frente de una orquesta en condiciones adecuadas que él estima y esta honestidad suya es algo que debe destacarse por encima de todas las cosas.

El director de orquesta austriaco ha marcado un antes y un después en la historia de la formación ovetense. Ha sido un punto de inflexión en la trayectoria de la misma. Se hizo cargo de la orquesta en una situación de ruina artística, con los músicos totalmente desanimados tras una etapa verdaderamente desastrosa que generó un movimiento interno casi de rebelión. Haider supo mantener la calma e ir encauzando todo poco a poco, sin mirar atrás, buscando la conciliación y manteniendo el horizonte hacia la excelencia basada en el trabajo continuo. Evidentemente aún queda mucho por hacer, pero es innegable que el empeño de músicos y director ha hecho de Oviedo Filarmonía una orquesta flexible y con garantías para afrontar un repertorio cada día más ambicioso.

Pero Haider no sólo se limitó a una imprescindible tarea de consolidación de la agrupación. Su proyecto ha trascendido el ámbito local desde múltiples aspectos convirtiendo a la orquesta en uno de los más importantes embajadores culturales de Oviedo. Así lo atestiguan las dos giras realizadas a Japón y Francia con apoteósicos conciertos en París y Tokio en los cuales la orquesta afrontó el reto de su internacionalización con madurez y alta capacitación. Esas grandes giras se han visto complementadas con un intenso calendario en los principales auditorios y teatros españoles que buscan contar con la orquesta en sus programaciones. Es decir, que Oviedo Filarmonía no ha tenido que hacer las típicas giras-bolo en las que muchas agrupaciones españolas alquilan espacios para presentarse en otras ciudades. Todo lo contrario. Siempre ha participado contratada en ciclos de primer nivel y en esta tarjeta de presentación la importancia y el respeto internacional del maestro Haider han sido claves.

Otro proyecto ha sido muy querido por el director y en él se han implicado los músicos a fondo, contando con la complicidad del público. En estos años han liderado la recuperación de una buena parte del catálogo sinfónico del compositor Ermanno Wolf-Ferrari, un empeño que se ha traducido en una serie de discos distribuidos en toda Europa y que ha tenido especial acogida en el ámbito germánico, Italia y Francia. Junto a esto, el trabajo diario, la implicación del director en la ópera, zarzuela, Sociedad Filarmónica, ciclos del Auditorio, la Joven Orquesta y otras iniciativas han marcado una trayectoria fecunda desde que, hace ya bastantes años llegase a la ciudad. Además, Haider ha sabido sobrevolar la miseria provinciana que en algunos anida, la envidia de más de uno que apostaba por hundir una orquesta que hoy es realidad vigorosa. Conviene recordar en este momento, a dos de las personas que más lucharon por su presencia como titular en Oviedo, Luis G. Iberni y Guillermo Badenes. Ninguno de los están ya aquí pero su acierto en la apuesta se ve refrendado años después a través del trabajo honesto y de alta calidad de un maestro cuyo paso por Oviedo ha dejado profunda huella en la más que centenaria historia musical de la ciudad.