Ana María Matute, la reciente ganadora del Premio Cervantes, ha escrito para niños y jóvenes sin complejos, desde la niña que lleva dentro, haciendo bueno el dicho de Michael Ende de que «cuando dejamos de ser niños estamos muertos». Siempre ha hecho gala con naturalidad de su dedicación literaria a la infancia y a la juventud, con protagonistas generalmente solitarios y desamparados que se desenvuelven en un mundo rural y duro, pero con guiños a la esperanza y a la libertad.

Por su libro El polizón del Ulises recibió en 1965 el Premio Lazarillo y por "Solo un pie descalzo" el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 1984.

Editorial Lumen acaba de recopilar algunos de sus libros más significativo en Todos mis cuentos, volumen especial ilustrado por David Molinero y editado por Lumen, aunque también pueden adquirirse de forma independiente en la misma editorial.

Paulina nos cuenta la experiencia de una niña huérfana que recuerda cuando a los 10 años llegó a la casa de sus abuelos en la montaña.Allí conoce a Nin, un niño ciego de su misma edad que pasa el invierno en casa de los abuelos de Paulina puesto que la suya no reúne las condiciones adecuadas. Paulina le enseña a leer y merced a su bondad, los abuelos toman una decisión: regalan las tierras de labranza a los padres de Paulina.

En primera persona, apto para una narración en voz alta, es un sentido canto a la sencillez e ingenuidad del alma infantil, a la apacible vida rural, a la Heidi española, que merced a su bondad va transformando a los adultos que la rodean.Contada con ternura y sencillez, resulta una historia emotiva y sensible, con cierto halo de tristeza poética y nostalgia.

El polizón de Ulises es otra de las historia de Ana María Matute que ahora se recopila en Todos mis cuentos

Etelvina la lectora, Leocadia la romántica y Manuela la práctica eran hermanas y solteras. En una noche de mayo, los gitanos dejan en su puerta una cesta que contenía un niño de un mes aproximadamente, al que bautizan como Marco Amado Manuel, mas conocido como Jujú. Solo en la granja, sin acudir a la escuela, sus únicos amigos eran: Contramaestre el perro negro; Almirante Plum el gallo y la perdiz Señorita Florentina.

El tema central de la historia es el paso del tiempo, la pérdida de la inocencia, el enfrentamiento con el mundo real («ésta es sólo la historia de un muchachito que un buen día creció», confirma la autora), aunque también nos hace reflexionar, en cierto tono humorístico y lenguaje muy natural, sobre el hecho de que hay algo mas importante que la libertad y es la entrega a los demás y el amor al prójimo.

El saltamontes verde es la historia deYungo era un niño huérfano y un poco huraño que no tenía voz y vivía en una granja, al amparo de la granjera que lo recogió. Conocía el lenguaje de las flores, los pájaros y el viento. Cuando salva a un saltamontes, se le ofrece para encontrar su voz. Se enrolan con unos titiriteros, cambia sus botas por una guitarra y van desparramando felicidad por los caminos, observando que las palabras de los hombres eran a veces buenas y a veces malas (palabras como pompas de jabón, como piedras negras de jabón, como virutas, como orugas peludas?)

Preocupación por la Naturaleza, por los animales - que también sufren - con el motivo final de que en la palabra - y en la música - está la esperanza: «deslizar en los oídos de los desgraciados un poco de esperanza».

Solo un pié descalzo arranca con el nacimiento de Gabriela en una casa en la ya había un niño y dos niñas mas. Mamá deseaba un niño y al nacer ella, llegó hasta su corazón un feo insecto llamado Resentimiento. La llamaban rara. Su compañero de juegos era un viejo cojo, con el que visita el País del Pie Descalzo, donde existen regiones como la de las Alacenas o la de los Ausentes y del Olvido, donde un espejo le recuerda que se parece a su abuela. «Pasó el tiempo. Los niños de la casa habían desaparecido. Cada uno tomó su camino y nunca regresó. Como todos los niños del mundo».

Narrada como un cuento de hadas, recuerda historias como Cenicienta o El soldadito de plomo, en tono autobiográfico. Se mueve entre la realidad y la ficción, hablando de la infancia perdida, del paso del tiempo, creando una protagonista sensible, imaginativa e inteligente.