Cincuenta y cuatro artistas; ciento veinte obras; veinte años de existencia. Salvo visitar directamente las tres salas de la galería Vértice, la única forma de resumir la variedad y el espíritu de «V20», la colectiva de fondos propios con los que estos días celebra su vigésimo aniversario, es echar mano de las cifras. Más difícil es recurrir a los nombres: el listado de creadores que «V20» ha sacado de la colección de Vértice es demasiado largo para reproducirlo íntegro o sin agravio, de modo que es más prudente remitir directamente a la web de la galería (www.galeriavertice.com); aquí baste con decir que, por debajo de su evidente diversidad y la variedad de opciones estéticas y de lenguajes -pintura, obra gráfica, fotografía, escultura-, el mero repaso de nombres dejará claro a ojos del aficionado aquello que comparten los artistas con los que ha trabajado la galería en esos veinte años: espíritu de búsqueda, rigor y las más diversas especies concebibles de ese intangible que llamamos «belleza». Está claro que Luis Hernando se ha preocupado especialmente fijar el vértice de su galería siempre orientado hacia esos valores, y que así seguirá siendo pasada esta frontera simbólica de un vigésimo aniversario. Una brújula valiosa en tiempos de turbulencias.

El otro mensaje que el aficionado deducirá nada más acceder al listado de artistas de esta colectiva de cumpleños tiene que ver con el relevante papel que la galería de Hernando ha jugado en la divulgación y promoción de arte contemporáneo en Asturias y de Asturias, siempre con un especial cuidado en no desequilibrar demasiado la balanza en detrimento de ninguna de esas dos preposiciones: «en» Asturias -de destacados nombres de panorama nacional e internacional- y «de» Asturias, mediante una presencia constante de destacados artistas de la región, estrictamente contemporáneos y a veces no tanto.

Pero «V20» es, sobre todo, la primera exposición del resto de la vida de la galería de la calle del marqués de Santa Cruz. La segunda viajará a la capital de España para sumarse el 5 de mayo a la tercera edición de Madridfoto; una cita a la que Vértice no ha faltado ningún año desde su inicio, y que forma ya parte estable de una agenda ferial que incluye también certámenes como Artelisboa o Artesantander.

Otra galería ovetense -esta, por el contrario, en sus primeros pasos- afianza con su cuarta exposición por un arte al mismo tiempo sofisticado y accesible, disfrutable y elusivo, muy trabajado conceptualmente y al mismo tiempo muy directo, como el que, por otra parte, practican muchos de los artistas más jóvenes. El sevillano de Écija Fernando Sáez Pradas presenta en Lola Orato «Viaje ante el espejo», su primera individual en Asturias y también una de las primeras de su incipiente carrera. Basándose a la vez en la distancia del vídeo y en la inmediatez del dibujo, Sáez Pradas ocupa la sala de la calle Oscura con una obra en la que se asoma a lo orgánico -en el sentido estético, pero también en el literal- a través de varias series de acrílicos sobre papel que insisten con un punto de obsesión en sus motivos animales, vegetales o humanos.

Sus fragmentos descoyuntados y repartidos por la pared en papeles clavados directamente al muro tienen algo de hermético y disperso diario personal, y algo de colección de exvotos puede que irónicos pero dotados también de una extraña urgencia.

Además, Sáez Pradas incluye una serie de piezas entre la escultura y la instalación en las cuales pequeñas maletas -también perfectamente herméticas- esperan o quizá han sido abandonadas sobre pequeños cuadrados de hierba que abren un inusitado horizonte paisajístico que alude más claramente del «viaje» que el resto de las piezas, mucho más relacionadas con la metáfora del «espejo». Aunque sea un viaje inmovilizado, finalizado o quién sabe si abortado.