Un primer Faulkner no es un Faulkner primerizo

Si no yerran los investigadores, Faulkner (1897-1962) debía traerse entre manos El ruido y la furia, o tal vez Mientras agonizo, cuando escribió Miss Zilphia Gant. Sin embargo, este crudo relato, sólido como un roble americano de 30 metros, no salió a las calles hasta 1932, el año en el que se publicó Luz de Agosto. Estamos pues, ante lo que se suele conocer como «el primer Faulkner». Expresión que no debe engañar a incautos, porque ese Faulkner no es primerizo: es un cañonazo a la boca del estómago.

Miss Zilphia lo mismo puede recomendarse a quien gusta de Faulkner que a quien desea introducirse en esa narrativa gigante a la que no es fácil trepar. Una mujer abandonada y su hijita quedan solas en mitad del sur profundo. Pero no desamparadas. Porque en el carácter de la madre, que marcará a la hija, está toda la indómita entereza de quienes no se arrodillan ni para morir.

Pasiones decadentes que crecen con cada pinchazo

A muchos lectores el nombre de Junichiro Tanizaki (1886-1965) les resultará familiar por su delicioso y esclarecedor Elogio de la sombra, que ya ha alcanzado la 27.ª edición en Siruela y que ha revelado a miles de personas que en la cultura japonesa, a diferencia de lo que solemos en Occidente, lo bello no nace de la luz.

Tanizaki fue además uno de los grandes renovadores de la narrativa nipona en el siglo XX. Más de 20 años antes de componer el Elogio ideó esta decadente historia de amor y sadismo -perdón si hay redundancia- que la editorial Rey Lear publica para celebrar su quinto aniversario en un precioso volumen ilustrado por el pintor Manuel Alcorlo. El más preciado y sensual de los tatuadores busca el lienzo perfecto para sus creaciones y lo encuentra en los pies de una joven. Salta así la chispa de un amor cruel que se esponja con cada pinchazo de aguja.

El desternillante encanto de la burguesía rural

Hijo de un arzobispo de Canterbuy, Eduard Frederic Benson (1867-1940) es sobre todo conocido por sus magistrales cuentos de fantasmas, ambientados con inquietante sabiduría en escenarios cotidianos y publicados en España por Valdemar.

Sin embargo, lo que dio mayor notoriedad a Benson fue la serie de 6 novelas y 13 cuentos de Mapp y Lucía, sátiras de la burguesía rural inglesa de principios del siglo XX que escribió bien avanzada su carrera.

Reina Lucía es la primera entrega de la saga y, por tanto, la que presenta a Emmeline Lucas (Lucía), árbitro de elegancias, ditirambos y condenas del villorrio de Riseholme. Hélas!, el reinado de Lucía peligrará al aparecer la cantante de ópera y arribista Olga Bracely. Una amenazante novedad que la obligará a dar lo peor de sí para evitar el eclipse. Ríase a muerte, pero aguante. Porque vendrán más.

Cuando crimen de Estado se escribe con P de Putin

Si alguien tiene dudas del carácter adquirido por Rusia bajo los reinados de Putin y su epígono útil, Medvédev, que le pregunte al cadáver de la periodista Anna Politkóvskaya, asesinada en octubre de 2006.

Politkóvskaya, cuyos supuestos asesinos quedaron absueltos en 2009 por falta de pruebas, fue brutalmente apeada del mundo en el ascensor de su casa. Por fortuna para la decencia, dejó tras ella muchas de las mejores páginas que se han escrito sobre la Rusia poscomunista y sus sangrientos enjuagues, tanto en Moscú como en Chechenia.

Solo la verdad se abre con un texto profético que fue encontrado en su ordenador tras su muerte («¿Y de qué soy culpable?») y continúa con espléndidas páginas sobre la guerra chechena, la toma de rehenes en la representación de un musical en Moscú en 2002 o la masacre de Beslán. Lo que nunca se cuenta en titulares.