¿Por qué las promesas de paz, libertad, prosperidad e igualdad que hicieron en la Carta del Atlántico (1941) los que iban a ser en 1945 vencedores de la II Guerra Mundial contra el fascismo no sólo no se han cumplido, sino que la situación actual del mundo en todos esos aspectos se encuentra en una verdadera encrucijada crítica? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Esto es, a una realidad como la actual en que las guerras se suceden por doquier, la democracia liberal es cada vez más una fórmula vacía, la esclavitud continúa existiendo bajo diversas formas, el hambre sigue asolando a una gran parte de la población mundial y los niveles de desigualdad son cada vez mayores en el mundo y dentro de los estados. Ésas son las preguntas que el historiador catalán Josep Fontana trata de responder con esta monumental obra, Por el bien del Imperio. Una historia del mundo desde 1945 (Pasado/Presente), de 1.200 páginas, 200 de ellas dedicadas a reseñar la bibliografía utilizada para su confección. Nada menos que tres lustros ha tardado en concluirla.

El autor confiesa que su propósito no ha sido escribir una obra de investigación, dadas las dimensiones del período tratado, ni un ensayo histórico, como lo prueban las innumerables fuentes bibliográficas utilizadas, sino una reflexión documentada sobre esos 66 años que van desde el fin de la II Guerra Mundial hasta hoy que sirva para proporcionar elementos de discusión que nos ayuden a comprender las causas que nos han traído a un presente tan difícil y confuso como el que hoy vive la humanidad. Pero la verdad es que, tras su lectura, uno tiene la impresión de que Fontana ha sido humilde en la calificación de su obra, porque ésta combina perfectamente elementos de investigación histórica con los del ensayo. En efecto, estamos ante un estudio construido con una asombrosa batería de fuentes primarias (documentos y testimonios, muchos de ellos recientemente desclasificados) a una escala que ya quisieran poder utilizar muchas investigaciones históricas, además de la oceánica bibliografía de múltiples orígenes e idiomas que aquí se emplea; pero, a pesar de su extensión, nos encontramos también ante un texto con claros componentes del ensayo, como la claridad meridiana y el buen estilo con que está escrito y las ideas e interpretaciones sugerentes y brillantes que contiene. Y por todo lo anterior el autor ha conseguido perfectamente lo que pretendía: un potente análisis histórico abierto a la reflexión sobre nuestro pasado reciente y, por ello, sobre nuestro presente.

El hilo conductor del libro es el análisis de la guerra fría hasta 1991, en que desaparece la Unión Soviética, para seguir después con el estudio de la evolución de la realidad política internacional surgida tras el fin de la guerra fría a través de la práctica imperialista de lo que él denomina como «nuevo imperio» estadounidense. Ese análisis no se limita a los enfrentamientos entre los dos bloques en Estados Unidos y la Unión Soviética, sino que se extiende al del desarrollo de la guerra fría en los otros continentes, Europa, África, Asia y América Latina, y llega hasta los últimos conflictos internacionales que están todavía hoy en proceso de desarrollo.

Pero además, dado el concepto que el autor tiene de la naturaleza y objetivos de la guerra fría, no sólo trata de los procesos y acontecimientos del nivel político internacional y nacional, sino también de los aspectos económicos y sociales (los culturales también, pero en menor medida) en cuanto que éstos están intrínsecamente imbricados con aquéllos. Es excelente, por ejemplo, su análisis del origen, desarrollo e implicaciones de la actual crisis económica, y del origen y significado de las políticas neoliberales que nos han llevado a esa crisis. Como el de las causas de la laminación de la resistencia a esas fuerzas neoliberales por parte de las tradicionales fuerzas sociales -trabajadores y sindicatos- que representan los intereses de los sectores sociales más castigados por tales políticas. Así como la reciente aparición de una espontánea y todavía desarticulada oposición a ellas por los jóvenes y otros sectores ciudadanos.

La retórica de la guerra fría encubre para Fontana su verdadera naturaleza y objetivos. Ni fue un enfrentamiento entre dos bloques, uno, el occidental, hegemonizado por los Estados Unidos, cuyo objetivo era defender las libertades individuales y el gobierno democrático frente al totalitarismo del otro, dirigido por la Unión Soviética, como pretendía el discurso occidental. Ni tampoco, como se planteaba en el otro bloque, un combate por un proyecto de sociedad socialista igualitaria contra la opresión del capitalismo imperialista. Tras esas legitimaciones lo que verdaderamente existía era la lucha por tratar de imponer uno u otro sistema político, económico y social, sistemas que en la realidad no buscaban desarrollar los valores que uno y otro decían defender.

Los hechos lo demuestran hasta la saciedad con la constatación de la práctica política internacional estadounidense defensora de dictaduras y dictadores de derechas sin escrúpulos («nuestros» hijos de puta) a lo largo y ancho de todo el mundo como perros guardianes de sus intereses políticos y económicos. Quizás la prueba más fehaciente de ello ha sido que el fin de la guerra fría no ha supuesto, sin embargo, el final de esa política norteamericana hegemónica de control y dominio del mundo en defensa de sus intereses materiales, que ahora aparece disfrazada con el ropaje retórico de guerra contra el «terror». Así como en el caso del otro bloque, la persecución y eliminación del enemigo interno, la jerarquización burocrática y la ausencia de verdadera libertad que le caracterizaron contradecían sus supuestos ideológicos.

En el aspecto socioeconómico, la pérdida del miedo al enemigo interno y externo que originó la distensión internacional iniciada a partir de los años setenta fue un factor de primer orden para entender cómo se trató de salir de la grave crisis del capitalismo de los años setenta a través de un profundo giro a la derecha (introducido primero en Estados Unidos y Gran Bretaña con Reagan y Thatcher y después en la Unión Europa y el resto del mundo), con la implantación de las políticas económicas neoliberales, las cuales, a través de la desregulación financiera y otras medidas conservadoras, introdujeron el capitalismo de casino que, tras numerosas crisis, ha desembocado finalmente en la actual crisis económica global.

Desde luego que esta magna obra cumple con creces el propósito inicial de su autor: hacernos reflexionar sobre el mundo en que vivimos. A la vez que le consagra como uno de los grandes historiadores de nuestro tiempo.