Tres jóvenes artistas madrileñas firman la oferta plástica con predominio de dibujo sobre papel que la Galería Guillermina Caicoya inauguró el pasado martes. Elena Alonso, Cristina Llanos y Teresa Moro llenan el espacio con dibujos multicolores creados a partir de la observación del entorno más próximo y de situaciones cotidianas, pero cada una con su propio discurso e identidad. Sus coincidencias artísticas «forman un entramado de intereses comunes y sinergias que tarde o temprano tenían que reunirnos en una sala de exposiciones», comentan. Y así es en la muestra «Incurables», donde sus caminos paralelos coinciden por primera vez. Ellas son las artistas y también las comisarias, han creado la obra y diseñado el montaje y la exposición, lo que han realizado buscando establecer un diálogo entre sus respectivos trabajos.

Elena Alonso centra su particular aportación al conjunto en dos proyectos: «La Tapadera», donde alterna dibujo con construcciones de objetos e instalaciones, y «Mundo intruso», protagonizado por la figura imaginaria del intruso, que retrata a alguien dispuesto a huir de la generalidad y crear nuevos entornos transformando el espacio y las cosas que lo rodean. «Mundo intruso» es un proyecto caracterizado «por la elaboración manual, lo rudimentario y el trato de las cosas cercanas», explica Elena Alonso, que mantiene abierto este propósito desde mediados de 2011 y al que va sumando su personal aportación de lugares singulares.

«Oros» es la apuesta de Cristina Llanos para sumergirse en la realidad cotidiana a través de acuarelas y dibujos donde aparecen manos y puños adornados con abundante bisutería dorada. Con este muestrario creativo busca subrayar la opulencia y el sentido de la propiedad que invade ciertos ambientes sociales. «Son imágenes que representan la sociedad actual donde los individuos se definen por lo que consumen, situando el valor económico como centro y brújula de todo su sistema de valores», comenta.

Teresa Moro lleva más de diez años sacando fotos a los muebles que se encuentra en la calle, comenzó ese registro sin un fin concreto sÓlo porque esos muebles abandonados le llamaban la atención. Cuando ya el registro fotográfico reunía cierto volumen de imágenes nació «Homeless» (sin techo). Teresa Moro asegura que al ver los muebles, su primera impresión es que tienen vida y en su desolación aprecia algo que los convierte en personajes. Surge entonces el deseo de fotografiarlos para de alguna forma salvarlos de la muerte.

«Me dedico a descontextualizar lo que ya está fuera de contexto y de esa manera llamar la atención sobre ello, para sacar a la luz el carácter de signo de esos objetos rechazados», indica Moro.

A estas imágenes suma otras que retratan lugares de tránsito y de espera como aeropuertos y andenes de metro, para crear espacios extrañamente familiares. A ellos suma los de asientos públicos circulares de vestíbulos impersonales a los que llama «Los ovnis».